Las recientes lluvias del mes de Marzo no solo han servido para calmar la sed de los “pantanos franquistas” como algunos aún se empeñan en llamar y otros piensan en destruir por aquello de la poca memoria histórica, sino que también nos vuelven a  traer la imagen de esos ríos revueltos, de cascadas espectaculares y senderos de muerte como los mal cuidados del nacimiento del Rio Mundo, donde te apoyas y te despeñas, donde a  la vida y la muerte solo las separa un débil tronco de pino podrido que simula una barandilla, sin que el Consejero Martínez Arroyo dimita ni el monaguillo de Bono se sonroje.

Pero que no es solo el Rio Mundo el de las aguas revueltas; en España son miles de ellos los que  hacen el deleite de pescadores de caña, trasmallo y tribuna pública. A la paciencia del de la caña y la avaricia del de trasmallo les sigue la del oportunismo de los desaprensivos de la tribuna pública, que no pescan por pescar sino por dar con el ejemplar más preciado, sacarlo del rio, presumir de él y asfixiarlo para arrojarlo de nuevo al agua y que la corriente lo arrastre.

En todos los ríos revueltos de España se celebran campeonatos de pesca y es curioso como en todos ellos sale ganando por número y peso la izquierda política, ayudada por las artes, no siempre legales,  de la izquierda mediática. Pescan con caña, cucharilla y cebo en Andalucía, porque allí lo más importante es hacer que los grandes peces parezcan alevines y sobre todo la paciencia, muy necesaria para que el tiempo haga olvidar cómo se robó el dinero de obreros y pensionistas y permita que los dirigentes socialistas se vayan de rositas viendo como el tiempo hace prescribir sus delitos. La derecha también fue a pescar, pero al encontrarse todos los charcos ocupados optó por echarse la siesta y en ello sigue, sesteando.

Sin embargo , cuando de Madrid y Valencia se trata, allí la izquierda echa al rio todo lo que puede, caña, trasmallo, nasa, potera y almadraba. Hay que sacar al pez más gordo, lucir el trofeo y arrojarlo al agua después de asfixiarlo. La derecha tiene ahora la oportunidad de ir a pescar en las revueltas aguas valencianas, que el socialismo ha removido tanto hasta que al final salen de entre la maleza sus mismos peces, pero seguro que la desaprovechará. La indolencia de la derecha política no conoce límites.

El rio de los Presupuestos está crecidico. Los riveritas ya han sacado su cuota y están que se salen, más desde que unos pocos les dicen lo que creen que piensan todos los demás y les beneficia. El incalificable Sánchez no sabe dónde echar la caña. Ve como a derecha e izquierda le ocupan los charcos y en los que le quedan hay tanto alboroto que espantan a los peces.  Deambula entre el “sí es sí” a TV3 para que siga adoctrinando y azuzando a los enemigos de España y el ”no es no” a todo lo que suponga dar estabilidad al País si eso pasa por dar un respiro al enemigo Rajoy (que no adversario) sin querer reconocer que Rajoy es el de los tres contrincantes que menos daño puede hacerle. Los vascos del PNV con eso de ponerle una vela  a Rajoy y otra a Puigdemont se están jugando la pesca y eso que Rajoy les ha dejado uno de los charcos más grandes. Sánchez tiene ahora la gran ocasión de dejar a los nacionalistas con el culo al aire e impedir que se lo lleven crudo, pero eso no parece que vaya a suceder si se tiene en cuenta que en el País Vasco gobiernan en coalición con ellos y además es de todos conocida la cercanía entre socialismo y nacionalismo; de hecho hasta  Miquel Iceta anda ya soñando con tripartitos, pentapartitos o multipartitos con los horteras del amarillo.

Las lluvias no parece que vayan a durar mucho tiempo más y los cauces fluviales pronto volverán a ser la ruina que eran. La temporada de pesca en rio revuelto está llegando a su fin. Bueno, salvo en Cataluña cuyos ríos serán los últimos en volver a la normalidad por el deshielo de los Pirineos. Aprovechen que esto se acaba.

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A río revuelto

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