El pasado jueves, día del Corpus, fiesta religiosa tradicional que la Iglesia ya había trasladado al domingo siguiente, asistimos de nuevo al farisaico acto de poner una vela a Dios y otra al diablo. Hacía pocos meses que el Presidente manchego, monaguillo que fue en el  consorcio B&B, aceptó, para sacar adelante los Presupuestos de 2016, incluir una proposición no de ley para pedir al Gobierno de España que suspenda el Concordato con el Vaticano que obliga a financiar con dinero público los servicios religiosos católicos en la sanidad pública, así como el compromiso de reducir progresivamente las subvenciones a la enseñanza concertada, mayormente centros religiosos.  Es decir, se compromete a eliminar la presencia religiosa en los hospitales haciendo desaparecer capillas y curas y dejando a los enfermos sin ese último recurso al que muchos suelen recurrir y hasta el mismo Manuel Azaña lo hizo. El jueves en cambio apareció  con traje de cucaracha presidiendo la procesión del Corpus junto a la Alcaldesa toledana Milagros Tolón.

Nada tendría esto de extraño –Bono, Barreda y Cospedal también lo hicieron- si no fuera porque esta presencia de Page y la callada protesta de sus socios podemitas echa un tufo electoral que empequeñece al del incendio de Sonseca. A nadie se le escapa que si tras la operación “hospitales sin curas”,  la campaña “educación sin concertados” y  la aceptación del contenido de la “medida 52” podemita que pretende la “Eliminación de cualquier tipo de simbología religiosa en actos oficiales de la Junta de Comunidades, así como en lugares y edificios de titularidad pública;  establecer la prohibición para las autoridades públicas o funcionarios de la misma de participar, en calidad de tales, en actos de carácter confesional”, así como la “supresión de cualesquiera honores civiles u homenajes públicos (condecoraciones, votos o nombramientos civiles) de la Junta de Comunidades a imágenes religiosas, advocaciones, santos o cualquier otro símbolo religioso”, el Presidente Page acude a emular a sus antecesores, o ha conquistado el corazón de sus socios podemitas o se trata tan solo de un “envite” en esta partida de mus que ha de durar cuatro años y al que los podemitas no han querido entrar.

A mí poco me importa que el Presidente Page presida o no la procesión de Toledo, como si es cualquier otra de Cuenca, Urda o Tomelloso; lo que no entiendo es el por qué de hacer que todos los castellano manchegos tengamos que celebrar el Corpus y en jueves solo porque es la fiesta de la “capital del reino”. La Iglesia y por ello casi todos los municipios de la Región que celebran el evento lo hacen el domingo siguiente, destacando entre ellos los declarados Bien de Interés Cultural, Camuñas, Lagartera, Guadalajara, Valverde de los Arroyos, Porzuna y Elche de la Sierra. La fiesta la estableció el Presidente Barreda siendo  Page Alcalde de Toledo y como tal continua pese a su poca justificación; claro que en este año y por la proximidad del Día de la Región,  el Presidente ha encontrado la forma de obsequiar con un largo puente a esa gran mayoría de funcionarios, sobre todo docentes y sanitarios que le quitaron del medio a Cospedal. De bien nacido es ser agradecido.

Muchos manchegos habrán pasado en la playa o en el campo esa artificiosa celebración del Día de la Región y es que no es para menos. No celebramos ningún santo común ni hecho histórico de relevancia; nada que nos una o al menos celebre la mayoría. Celebramos el día en que se constituyeron las Cortes manchegas, como si eso fuera motivo sobrenatural de holganza y alborozo.

Me viene a la cabeza aquello de “Conjuntos Disjuntos” una figura  de  las matemáticas que se pusieron de moda en los años setenta y que fueron retiradas de los planes de enseñanza poco tiempo después. Se decía que dos conjuntos son  disjuntos cuando no tienen ningún elemento en común, es decir la intersección entre ambos es un conjunto vacío o sea, cero.

Castilla La Mancha como Comunidad Autónoma es la más artificial de cuantas trocearon España. Es una aglomeración de conjuntos disjuntos. Decenas de Comarcas geográfica y socialmente muy diferentes sin nexo alguno entre ellas, ni siquiera comunicaciones hasta hace muy poco. No hay una historia común específica de la región. Salvo el idioma y Don Quijote poco más hay de común entre los talaveranos y los caudetanos o entre los hellineros y los de Molina de Aragón. Castilla La Mancha, como las otras Comunidades,  fue una venda en una herida que no existía pero que había que crear para contentar las ansias nacionalistas de catalanes y vascos. Nunca creí en la necesidad y oportunidad de las CCAA y sería más de mi gusto la anterior descentralización administrativa por provincias. Aun así podría ver bien mantenerlas si las competencias de Justicia, Educación y Sanidad volvieran a manos del Estado y las cámaras legislativas supeditaran su normativa a la legislación emanada de las Cortes Generales salvo en cuestiones menores y localistas.

Entiendo que haya mucha gente que se sienta imbuida del sentir regional aún en este mundo del Siglo XXI en el que la globalización hace pequeñas todas las sociedades. Yo no veo ninguna razón para celebrar la creación de este bodrio que nos ha convertido en una colonia de Toledo. Cierto es que con Murcia hubiéramos salido aun peor porque hubiera supuesto la guerra entre la metrópoli rica y la colonia pobre, lo que sí tengo claro es que contra Madrid y contra Franco se vivía mejor.

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Castilla-La Mancha, conjuntos disjuntos

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