Cuando en el arte de contar reside la diferencia, y un gran bigote deja ver la sonrisa entrecortada del directo más directo, un nombre nos viene a la memoria, José María Iñigo. Quería comenzar mi columna esta semana con un homenaje a un grande en el arte de contar, por mucho que nos hablen de Eurovisión, de Alfred y Amaia y de sus trajes, actuación, o regalos, no será igual sin él, comentando los últimos siete años y vinculado desde los setenta al Festival. No sólo era periodista, sino escritor, amante de la buena música  y conocedor de nuestra tierra, poca gente sabe que una de mis primeras intervenciones en televisión fue en un programa concurso de Castilla La Mancha Televisión en 2002, y menos aún que gané el premio mayor: “la escapada a República Dominicana por 10 días” por una casualidad, al fallar un concursante y pedirme para un lunes mi asistencia un viernes con un único consejo que seguí, lee el libro de Iñigo de “999 preguntas y respuestas sobre Castilla La Mancha”, muchas cuestiones las sacan de ahí.

Las técnicas inglesas que trajo a televisión española, la naturalidad e implicación del público le valieron como reconocimiento. Se trataba de un vasco de origen, casado en segundas nupcias en Cataluña, gran viajero y narrador de grandes rutas en toda Castilla, hasta la del Quijote, y enamorado del mundo, aplicado al consejo cervantino de “quien lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”.

Entre tanto estos chicos eligen traje para representarnos en Eurovisión en la magnífica Lisboa, con Puigdemont realizando sus convenciones de partido en Berlín, poniendo a prueba una vez más a las instituciones, también a las europeas, y desgastando hasta el último instante al 155. Hasta los vascos le dieron la espalda, aburridos ante la oportunidad de sacar tajada con nuevas competencias, blindando de paso el cupo para nuevos ejercicios económicos.

El calor ya nos invade y despierta a las hormigas, obreras capaces de dar la vida porque su reina tenga un nuevo hormiguero, y es que no somos tan diferentes. Abiertas heridas de territorialidad catalana, disoluciones representadas del terrorismo que avanzan a un ‘procés’ vasco con posible anexión navarra, el hartazgo del resto de regiones por no avanzar en financiación y el silencio castellano aguantando por demasiados años el mal llamado nacionalismo “español”. No obstante, son demasiados meses buscando hormiguero.

Necesitamos noticias interesantes, contadas por gente interesante, por esto siento doblemente la pérdida de ‘los buenos’.

Me despido por esta semana anunciando que un Doctor en economía, a partir de los elementos literarios que Cervantes dejó en su obra y su facilidad por la paronomasia y onomástica, ha descubierto cuál fue el Lugar del hidalgo en La Mancha, de aquel que fue hasta Barcelona para ser derrotado en su visión del mundo y de la justicia para mejorarlo.

Cuánto saber y anticipación, también en el arte de romper cucharas.

 

Blog: El Secreto del Hormiguero.

 

Contando con José María Íñigo

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