Todos los mentideros políticos daban por seguro desde hace mucho tiempo que la pérdida de la presidencia de Castilla La Mancha a manos del matrimonio  Page&Podemos acabaría colocándola en el Consejo de Ministros, aunque es cierto que ninguna quiniela apuntaba al Ministerio de Defensa ya que en  su trayectoria política  había ocupado cargos de responsabilidad en Interior (Subsecretaria con Ángel Aceves) y en la Comunidad de Madrid (Consejera de Transportes e Infraestructura con Esperanza Aguirre) y posteriormente la Secretaría General del PP simultaneando con la Presidencia de Castilla La Mancha.

Llegados a este punto de la formación del “deseado y bienvenido por discutido y retardado” Gobierno de Rajoy, Don Mariano la ha colocado al frente de un Ministerio con escaso peso político y cuyos presupuestos caen en manos de los Cuarteles Generales que son los que realmente parten el bacalao en el Ministerio. La Cartera de Defensa no siendo transferible a las CCAA tiene, salvo en la política internacional de defensa (que controlan los Estados Mayores de los tres Ejércitos) tanto o menos protagonismo que los degradados Ministerios de Agricultura o Sanidad.

En la batalla interna Soraya versus María Dolores, la primera se lleva el gato al agua a pesar de ser un personaje gris, rodeada de cerebros igualmente grises de la Administración, con poca aceptación en el Partido  y con mínimas cualidades para la alta política. Soraya gana la primera batalla y tendrá la oportunidad de ganar la guerra si Cospedal no consigue mantenerse al frente de la Secretaría General del Partido. Don Mariano  ha copiado de Franco a la hora de distribuir el poder. Franco tenía al frente de Casa Civil y la Casa Militar a dos generales siempre  enfrentados uno a otro, que al tiempo que hacían lo suyo miraban con lupa lo que hacía el otro, lo que permitía al General tener la tranquilidad de que su entorno más próximo estaba asegurado. Don Mariano ha distribuido el poder entre las dos damas de hierro; a la más gris la mantiene en su puesto y la pone a controlar la fuerza centrífuga de las CCAA, retirándole algunas competencias que hubieran servido para mantener el incomprensible trato de favor a la prensa enemiga; a la otra la manda a cuadrar Generales y acometer la reforma de estructuras y personal que las FFAA precisan, un marrón que la gente de la calle ni entiende ni valora. Para aminorar el desequilibrio le concede la influencia sobre Interior con el nombramiento de Juan Ignacio Zoido, el que fuera Delegado del Gobierno en Castilla La Mancha durante el Gobierno de Cospedal. Si en el anunciado Congreso del PP en Enero próximo Cospedal consigue mantener la Secretaría General, el poder de ambas damas de hierro estará contrarrestado, una en el Partido, otra en el Gobierno con Rajoy en medio como “vieja del visillo”.

En el Ministerio de Defensa deben estar contentos de tener de nuevo al frente del mismo a un ex Presidente de Castilla La Mancha porque parece que les trae buen fario. Bono les subió el sueldo, con un criterio de estricta justicia  por las responsabilidades soportadas  por el estamento militar en comparación con sus equivalentes en la vida civil, pero en cuyo reparto salieron ganando los de siempre, los más próximos a la teta. De Cospedal esperan que acometa la difícil reorganización de las estructuras y del personal de las FFAA, donde después de la abolición del servicio militar obligatorio hay “mal jefes que indios” y los Cuarteles Generales están abarrotados de Coroneles y Generales con pechos cubiertos de chatarra, no ganada en el campo de batalla sino en el transcurrir de los años a la sombra acomodaticia y sumisa del despacho.

En Albacete también se ha recogido con alegría y esperanza el nombramiento de Cospedal y, como en el caso de los militares, a los albaceteños los ex Presidentes convertidos en Ministros les trae también buen fario. Bono dio una de cal y otra de arena en lo que a Albacete se refiere. Se empeñó en traerse a su tierra el entonces ilusionante proyecto de Eurocopter, ahora venido a menos desde la adquisición del mismo por el consorcio Airbus. Para ello tuvo que ceder ante Barreda y obstaculizar, en beneficio del desastroso aeropuerto de Ciudad Real, el interesantísimo proyecto del aeropuerto comercial, con su plataforma logística intermodal y puerto seco de La Roda, que hubiera generado bastantes más puestos de trabajo y más riqueza que el parque aeronáutico ahora en crisis.

De Cospedal cabe esperar, aunque difícilmente está en sus manos, la consolidación y ampliación de las instalaciones del consorcio Airbus en el que Albacete no deja de ser un apéndice y de cuya supervivencia depende la industria aeronáutica auxiliar que a trancas y barrancas va naciendo a su alrededor. En cuanto a las instalaciones militares, sí que sería deseable que consolidara y acrecentara la importancia de la Base Aérea albaceteña como referencia española que sustituya a la americanizada Base de Morón y la potenciación de la Maestranza Aérea de Albacete, que es puntera en tecnología, especialización del personal y resultados prácticos frente a otras similares.

Es la cara y cruz de esta valiente mujer que se mantiene firme en la escalinata alfombrada de la  política, peldaño arriba, peldaño abajo y a la que el futuro depara incertidumbres, Secretaría General del PP, vuelta al gobierno de Castilla La Mancha… El tiempo lo dirá. De momento vaya mi felicitación con  la esperanza de que las empresas que acometa, en Madrid y en Albacete, beneficien a nuestra ciudad por las dos vertientes.

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Cospedal, cara y cruz

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