Aunque haberlo hay, como diría un buen gallego, hasta el grillo se harta de cantar intentando ser amable con la “audiencia”, aunque como en tantas otras cosas, molestará con su canto agudo a aquéllos pijoteros que sólo quieren que les “regalen” los oídos y les hagan la pelota. Como en la vida misma.

Igual sucede con el chirriar veraniego de la chicharra. Esa sí, cansina de verdad, sólo que el animalillo nos suele avisar de que el termómetro puede subir de lo lindo. Y como somos así, ni siquiera valoramos sus buenas intenciones. Suele ocurrir. Sin embargo, cada día aguantamos lo que no está en los escritos (más aún en campaña electoral) a personajes de todos los sonidos, la mayoría con cantos desafinados, que al contrario que la chicharra, nos anuncian sólo bondades y nada de calor. Es decir, temperatura ideal todo el año, tiempo estable, nada de tormentas, ni heladas, ni pedriscos, ni inundaciones. Todo bueno, salvo el pronóstico que hace el vecino del cuarto, que ese sí que es un catastrofista.

Quedan pocos días de lavado de cerebro, de ventas de motos de muchas cilindradas. Lo peor, es no tener claro a qué “estación de servicio” iremos a repostar y si sabremos elegir el combustible correcto. Ojo, porque si nos equivocamos, más de una vez tendremos que llamar a la grúa para que remolque nuestros intereses como ciudadanos. Y así, durante los próximos cuatro años.

Los cantos de sirena ya pasaron. Aquí tenemos grillos y chicharras para todos los gustos. Su musiquilla cansina nos puede sonar a gloria o a tormento insoportable. No todas esas “partituras” son malas. Faltaría más. Tampoco todas están lo suficientemente afinadas para un concierto agradable. Hay notas que no terminan de identificarse. Ni se sabe si son Do, Re Mi o Sol, Fa, Mi Re Do. Se supone que para ordenarlas está el “maestro” con su batuta. Claro que hay “maestros” y “maestros”. Unos saben escribir una buena sinfonía y otros hacen mucho ruido, pretendiendo que todos bailemos al compás que ellos marquen, sin fijarnos en la letra. Alguien dijo que “la confusión es el alimento de los sueños”. También en política.

España se merece una buena partitura que permita ofrecer un gran concierto, que agrade a todos o casi todos. Si la orquesta desafina, o no sabe elegir la música, saldremos del auditorio con un cabreo impresionante. Será nuestra la culpa al habernos dejado engatusar por la publicidad engañosa, con mucho ruido. No obstante, creo, que los españoles tenemos la suficiente experiencia y conocimientos cómo para que a éstas alturas nos dejemos llevar fácilmente a la butaca equivocada.

Nuestro futuro e intereses están en nuestras propias manos. No hay que escoger sin meditar, la música que queremos bailar, porque no olvidemos el refrán: “en casa del gaitero, todos son danzantes”. Los españoles nos merecemos un buen baile. Los grillos y las chicharras para el verano. No nos dejemos llevar sólo  por los impulsos y las palabras huecas. Seamos reflexivos. Nos jugamos demasiado.

No obstante, hay que ser optimistas, entre otras razones porque poco después tenemos el sorteo de Lotería de Navidad, las propias fiestas navideñas, con todo su significado, el año nuevo, con la premisa de “año nuevo, vida nueva”, los Reyes Magos y así sucesivamente, aunque a algunos de los nuevos regidores todo esto no les haga mucha gracia. Ellos se lo pierden. Y algo fundamental: hay que ser respetuosos con el resultado democrático que arrojen las urnas. Por cierto, lo que me parece miserable, asqueroso y rastrero, es que algunos personajillos políticos intenten utilizar la muerte violenta de dos policías españoles en Kabul, buscando arañar algún voto más.

Antes de finalizar éste trabajo, quiero mostrar todo mi cariño y apoyo a las familias de esos policías españoles asesinados por un grupo de locos indeseables. Cariño, respeto, admiración y gratitud, extensivos a todos sus compañeros, a los que tanto debemos.

MANUEL SÁEZ – Ex director RNE Albacete

El canto del grillo

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