La ciencia estadística es fundamental en este mundo nuestro globalizado donde todo se mueve en torno a los gustos, las preferencias, las necesidades y donde todo eso se sectoriza, por edades, por grupos, por culturas, por sexos. La encuesta es una herramienta que permite, utilizando los principios de la estadística, darnos a conocer una determinada realidad tomando como base un muestreo sobre un número determinado de individuos elegidos de forma aleatoria.

La estadística y las encuestas han llegado al terreno de la política, bien para conocer el estado general de opinión, en el caso de las macro encuestas del CIS,  para conocer la deriva de determinados grupos sociales o para encauzar el mensaje político en función de las preferencias de las mayorías. Pero en el terreno de la política no todas las encuestas pretenden conocer el estado de opinión de la sociedad sobre determinados Partidos o dirigentes. Las encuestas se están utilizando tanto o más para modelar y encauzar la decisión última del elector. Se han convertido en una herramienta barata al servicio de los grupos de presión, los creadores de opinión y los que frecuentan la guerra sucia tras las bambalinas de la política; una herramienta al servicio de los poderes fácticos que pueden influir, cuando no determinar, los estados de opinión de la sociedad en múltiples circunstancias.

Este mes de Noviembre que termina ha sido el mes de las encuestas. Todo el mundo se dedica a hacer adivinanzas; todos quieren saber e influir en quienes van a cosechar el favor de los votantes. Los medios de comunicación, cada cual según su inclinación ideológica, encarga las encuestas a las empresas más afines y de hecho, cada opción política obtiene un resultado diferente en función de quienes realizan el trabajo previo encargo. Ahí es donde realmente “se les ve el plumero”. Si la población encuestada, de entre mil y dos mil individuos habitualmente es elegida de forma aleatoria, los resultados deberían ser muy parecidos pero no es así en la realidad. Si la encuesta la encarga El País siempre sale mejorado el PSOE, si la encarga ABC ocurre lo mismo con el PP. Si se ve que Podemos mejora en una, pronto se encarga otra con resultados adversos para contrarrestar la anterior. Si se quiere potenciar a unos se hace a base de encuestas favorables, si perjudicar a otros igual pero al contrario. Parece ser cómo si quién decide la composición del Congreso fueran los medios de comunicación, usurpando, moldeando o anulando la voluntad del elector.

De las encuestas más representativas elaboradas y publicadas a lo largo de Noviembre, NC REPORT, GAD 3, SIGMA 2, METROSCOPIA, CELESTE TEL, ENCUESTAMOS, INUYMARK y alguna otra, las diferencias entre los resultados se equiparan con las diferencias entre los medios que las encargaron, ABC, COPE, EL MUNDO, LA SEXTA, EL PAÍS, TELECINCO etc.. El Noviembre de 2014, en plena euforia de Podemos y a falta del despegue de Ciudadanos, las encuestas eran de risa.

Ver: (http://pacodelhoyo.blogspot.com.es/2014/11/otra-vez-las-encuestas.html)

La media del mes de Noviembre de 2015 entre las nueve encuestas más representativas da como ganador al PP con el 27,4% de los votos, seguido del PSOE con el 22,4%, Ciudadanos con el 18,9%, Podemos con el 14,6% y más alejados IU con el 4,6%. Esta sería la medida más ajustada, al tratarse de la media aritmética de todas ellas, pero resulta que los ciudadanos no se entretienen en consultar cada una de ellas y  sacar luego la media porque tienen otros asuntos diarios más urgentes que resolver. Quienes tienen el voto decidido, los votantes de piñón fijo, difícilmente lo van a variar; los que están a caballo entre el centro y la derecha o el centro y la izquierda así como los eternos indecisos son la materia prima a trabajar por los poderes fácticos que representan intereses variopintos.

En todo caso, estos que tienen alguna duda a la hora de emitir el voto deberían al menos oír y descifrar el mensaje de los políticos en campaña; y digo oír y descifrar porque oírlo pueden hacerlo todos, descifrarlo es otra cosa muy diferente. La palabrería la verborrea y la demagogia son las armas más utilizadas por los aspirantes sin posibilidades. Hay que oír y descifrar el mensaje de quienes están abocados, ahora o en un futuro próximo, a tomar las riendas del poder. A estos sí que hay que escucharlos con atención y tomar nota de sus programas y promesas, porque a estos sí tendremos ocasión de pedirles cuentas. Mientras tanto, deberíamos tomar las encuestas como un arma al servicio de quienes quieren suplantar la voluntad del electorado. A  mí como elector que entiendo de la responsabilidad de mi voto, poco me importa si mi vecino piensa en azul, naranja, morado o rojo. Mi voto ha de ser para quién mejor defienda mis ideas o represente mis intereses y en algunas circunstancias para el menos malo de los solicitantes. Las encuestas, mejor al servicio de la industria y el comercio, que sí necesitan saber lo que la sociedad les demanda.

FRANCISCO DEL HOYO

Encuestas: La herramienta de los poderes fácticos

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