El hecho de que el Presidente Page acuda a la Universidad a un acto de entrega de premios de lo que sea es normal y forma parte de su trabajo. Otra cosa muy distinta es que antes de acudir no le hayan informado sus cientos de asesores de lo que se iba a encontrar y los riesgos que corría en este acto en concreto y otra, distinta y vergonzosa, es que una vez metida la pata, la televisión pública (su televisión) supuestamente haya eliminado del video precisamente aquello que destapa las vergüenzas de un Presidente que es capaz de poner una vela a Dios y otra a Alá con tal de seguir en el trono toledano del reino visigodo.

Cierto es que cabe la posibilidad de que se encontrase con una encerrona, en cuyo caso debería buscar culpables entre sus responsables de protocolo y en el rectorado de la Universidad. Entre los primeros por no haber previsto que algo así podía pasar y no haberse asegurado de la identidad de los premiados. Se supone que la premiada no fue al acto en bikini sino que desde el principio iba ataviada con su “niqab” por lo que un simple vistazo hubiera hecho saltar la alarma.

En cuanto al Rectorado de la Universidad, que supongo representado al más alto nivel, no cabe aceptar tamaña desfachatez ni aceptar en territorio español una ofensa a nuestra Constitución y a los derechos humanos, metedura de pata por la que el Gobierno manchego debería exigir dimisiones.

¿Tan importantes son los Premios Internacionales de Traducción  Rey Abdullah bin Abdulaziz, o se trata de una recreación de la medieval Escuela de Traductores de Toledo, aprovechada por los saudíes como plataforma para seguir inyectando dinero e influencia a quienes simpatizan con el Islám y a quienes se encargan de implantarlo, ya ni siquiera sigilosamente sino a luz del día?.

La gravedad de la imagen y la cara de circunstancia del Presidente podrían haberse pasado por alto a no ser por la supuesta maniobra de “su” televisión pública de eliminar del video la parte que afecta a la premiada con “niqab”. A lo hecho pecho Emiliano García-Page. No vale tirar la piedra y esconder la mano. Hay mil formas de justificar lo injustificable pero la peor de ellas es escondiendo las pruebas de la metedura de pata.

Claro que, se puede justificar la imagen pero no el discurso, ni el del Presidente ni el del príncipe saudí. «Estos premios son una manera más de fomentar el diálogo frente al extremismo y la intolerancia», dice el príncipe saudí y se queda tan fresco; mientras, nuestro Presidente, supuesto defensor de los derechos humanos, aplaude a rabiar sin sonrojarse y encima le dice al moro que «están en casa… pues para quererse primero hay que conocerse»; así como si nos los conociéramos, sobre todo a los saudíes, esos que van de amigos y aliados de Occidente y están sembrando Europa de mezquitas. Patético y vergonzoso. La izquierda, que tanto presume de defender los derechos humanos calla y aplaude.

Gracias a Dios aún queda gente con dignidad y entre los que decidieron abandonar al acto, avergonzados, se encontraba la Alcaldesa Socialista de Toledo, Milagros Tolón, que manifestó no compartir  las culturas “que promocionan la desigualdad entre hombres y mujeres y denigran a la mujer»

Y las feministas, ¿dónde estaban las feministas?, ¿por qué no se manifestaron a la puerta de la Fábrica de Armas a pecho descubierto y pintarrajeado? , ¿por qué ni una  alusión en la red ante este bochornoso espectáculo?; ya no es que tengan doble moral sino que carecen de ella. Las que tanto cacarean hoy ponen el huevo en silencio.

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García-Page, a lo hecho pecho

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