Es la hora de los estadistas no de la guerra, dice Pablo Iglesias. El bombardeo francés en Siria es pura venganza y eso lo hace ilegal. La guerra de Occidente contra el Estado Islámico es ilegal porque el mal arranca del mismo Occidente que la provocó años atrás. Pablo Iglesias acude a la Embajada francesa a hacerse la foto y al canto de La Marsellesa su jefa de prensa –según atestigua Andrés Herzog-  murmura “putos fachas”.

Iglesias se desmarca del Pacto antiyihadista, seguramente porque no tiene claro de qué parte está y porque ello podría entenderse como que va de comparsa de Rajoy y Sánchez, pero eso si, quiere estar en medio disfrazado de  Don Tancredo, para que las embestidas  de la fiera islamista le pasen de largo y el  régimen iraní no lo desherede.

Ha reunido a su consejo militar, un  ex teniente general,   expulsado con deshonor de las FFAA, y un guardia civil metido a sindicalista, especialistas ambos en la guerrilla urbana, en los movimientos yihadistas, curtidos en mil batallas; vamos que de ellos se diría que planificaron las guerras del Peloponeso. Pues esta pareja de estrategas han aconsejado a Pablo que vaya y diga que no está pero que está y que para estar estando impone un rosario de siete misterios que las derechas de Rajoy, Sánchez y Rivera tendrán que tener en cuenta. Y digo que un rosario porque Iglesias no quiere guerra, quiere diálogo, quiere acabar con todo esto rezando, pero no como aquí sino como allí, cinco veces al día y de rodillas mirando a la Meca. Vienen a decir los estrategas podemitas que lo que hay que hacer es:

  1. “Cortar las vías de financiación y abastecimiento logístico del ISIS”, sin tirar una sola bomba.
  2. “Neutralizar sus redes de captación y adoctrinamiento”, sin llenar las cárceles de sospechosos ni intervenir en los países que las financian.
  3. “Apoyar a las fuerzas democráticas en el mundo árabe”, cuando en el mundo árabe apenas conocen lo que es la democracia y los únicos amagos de democracia y modernización de Egipto y Túnez, el primero fracasó por la influencia de la revolución de los ayatolás y el segundo es objetivo puesto en la diana por los yihadistas del ISIS.
  4. “Reforzar a la sociedad civil en Irak y Siria para derrotar al ISIS”, con palabras y argumentos como únicas armas.
  5. “Acabar con la guerra en Siria e Irak; embargo de armas a todos los contendientes, fin de los bombardeos contra la población civil, apertura de corredores humanitarios”, llamando a negociar a cientos de facciones, tribus, Estados fracasados, militares corruptos, traficantes de armas y magnates del petróleo, con un representante de la ONU haciendo el payaso.
  6. “Proteger a los refugiados”, sí pero sin molestarlos ni crearles el trauma de ser investigados por si se les cuela un kamikace, como ya ha ocurrido.
  7. “Acabar con las mafias que trafican con personas”, sin disparar un solo tiro y a golpe de teléfono desde la poltrona del despacho.

Todo un tratado de estrategia y demagogia o de estrategia demagógica, que es lo mismo. Lo de siempre, largar el discurso sin precisar los “cómo, cuándo y por qué”, que por supuesto desconocen y además no les importan. Lo suyo es el mensaje como lección de ética sin acompañamiento de soluciones, verborrea complementaria de una jeta impresionante.

La izquierda podemita y sus parientes ya sitúan en el mismo nivel a Occidente y al ISIS desde esa concepción perversa de que todo lo que procede de Occidente es tiránico e ilícito. Occidente, dicen, es una fábrica de yihadistas; y lo es realmente gracias precisamente a esa izquierda enemiga de la Ley y el orden que va comiendo terreno a una sociedad dormida en los laureles de glorias pasadas, que ha renegado hasta de la propia defensa de su identidad.

Putin bombardea al ISIS porque le volaron un avión matando a  224 personas. En Occidente no se han visto banderas a media asta, ni  minutos de silencio ni manifestaciones callejeras. Eran rusos, no eran de los nuestros. Hollande bombardea al ISIS porque han atentado en su propia casa matando a más de un centenar de personas. Aquí si ha habido manifestaciones de todo tipo, a ver quién no queda bien a un mes de elecciones generales, pero era en Francia y no aquí;  y como era en Francia ya viene Rajoy diciendo que no va a intervenir directamente en las acciones que llevan a cabo EEUU y Francia, argumentando la necesidad de un pacto entre Rusia, EEUU y la UE y escondiendo el temor a  las consecuencias electorales que le pudiera acarrear. Cuando atenten aquí, que lo volverán a hacer, saldrá la izquierda estalinista que sufrimos justificando lo injustificable y cargando las culpas al diabólico Occidente. Harán ascos a la bandera a media asta y cuando oigan el himno nacional volverán a decir “putos fachas”.

La guerra ilegal de Pablemos

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