La Comisión €uropea llevó el día 2 de julio a los Países Bajos, a Austria, y a Bélgica ante el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE, el máximo órgano judicial comunitario). El Ejecutivo comunitario ha solicitado a los jueces que a estos Estados se les imponga una multa por no incorporar en su legislación nacional varias normas continentales de lucha contra el blanqueo de capitales. La Presidenta de la Comisión que dirige Ursula von der Leyen, tenía abiertos sendos procedimientos de infracción contra los tres países y les había solicitado en dos ocasiones solucionar el problema, ha concluido, tras examinar las medidas, que ninguno de los tres ha introducido plenamente a nivel nacional la cuarta directiva comunitaria contra el blanqueo.

          La incorporación incompleta se refiere a “aspectos fundamentales del marco de la lucha contra el blanqueo de capitales”. Entre estos puntos está la legislación en materia de apuestas y  juegos de azar, en elcaso de Austria. Para Bélgica, las carencias afectadas añaden a los mecanismos mediante los cuales intercambian documentación e información las unidades de información financiera. En los Países Bajos, la infracción está ligada a la información que debe facilitarse sobre la titularidad real de las sociedades y otras entidades.

          Estos “halcones”, son reconocidos también como “frugales”. La referencia es su presidente de Gobierno Mark Grutte (Holanda), como todos los países de la €urozona, cumplen el techo del déficit del 3% del PIB del Pacto de Estabilidad, y el total exhibe una linea declinante en deuda. Al contrario, quien viola con encono la normativa europea de un máximo del 6% de superávit por cuenta corriente es Holanda a través del 10,8%: sus exportaciones al Sur y su involucración en la inmoral evasión fiscal de grandes multinacionales – entre otros factores – lo  alimentan. Al coste de inhibir el crecimiento de los vecinos, pues atesora mucho más de lo que invierte. Quien denuncia pajas en el ojo ajeno, que oculte mejor las vigas del propio. Si se escuda en el euroescepticismo de su Parlamento, mejor reflexione qué le reportaría la fractura y quiebra de la UE: a su tránsito portuario, a su industria tecnológica, a su banca electrónica, a su legión de servicios dedicados al lucrativo e insolidario negocio de intermediación de los paraísos fiscales. Lecciones éticas, las justas.

          Visto todo lo leído y, la ingente factura pública en gasto sanitario y estímulos fiscales que deja la pandemia de coronavirus Covid 19 debería ser afrontada con una reforma tributaria global que arrojara un sistema fiscal más justo y progresivo, impulsando un gravamen a la economía digital, estableciendo un tipo mínimo internacional en el impuesto de Sociedades o elevando la presión fiscal sobre los mayores patrimonios. Los esfuerzos para atacar la elusión fiscal de las multinacionales en la UE. Se ha creado un secretariado de la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT, siglas en ingles) y el Observatorio Económico Francés. Así, el día 15 de junio defendieron, la Reforma Tributaria, entre otros Joseph Stiglitz Nobel de Economia en 2001, junto a economistas de prestigio como Thomas Piketty, Jayati Ghosh y José Antonio Ocampo, reunidos por la Comisión Independiente ICRICT (antes mencionadas) y Oxfam.

          “Antes de la pandemia, el sistema de tributación ya no era justo”, valoró Stiglitz en un encuentro telemático con prensa, exponiendo que “las multinacionales terminaban pagando menos impuestos que pequeñas empresas locales” gracias a su capacidad de deslocalizarse y de tributar en países con baja presión fiscal, como ocurrió con “Apple en Irlanda”. A partir de ahí, añadió, la emergencia sanitaria ha añadidos nuevas “distorsiones”, dado que “las compañías internet son los grandes beneficiarios de la crisis, porque han podido seguir operando” pese a las estrictas medidas de confinamiento y cierre comercial aprobadas a lo largo de todo el planeta para contener la propagación del virus. Razón, expuso el economista estadounidense, el “impuesto digital global”  que ya veía necesario antes del Covid19 ahora le parece “indispensable”.

          Una tasa digital global que España se prepara para impulsar en solitario a la espera de un acuerdo en el seno de la UE o la OCDE que llevan años discutiéndola, como recordó el presidente del Comité de Políticas de Desarrollo del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (Ecosoc), José Antonio Ocampo, quién se mostró contrario a postergar de nuevo su puesta en marcha y abogó por introducir también “una tasa mínima del impuesto de Sociedades del 25% a nivel internacional”. Es importante entender que los impuestos de Sociedades no son suficientes y deben ser parte de un sistema integral de tributación progresivo, que contemple la renta y el patrimonio”. Apuntó por su parte Piketty, Profesor de la Escuela de Economía de París y autor del influyente libro: El capital en el siglo XXI. Recordó que “tras la II Guerra Mundial, Alemania y Japón impusieron tasas de más del 50% sobre el patrimonio”, que permitieron reducir una deuda pública superior al  200% en un plazo de 5 a 10 años, una idea “políticamente complicada” ahora pero que deja una “lección importante” ahora que encaramos otra “crisis sin precedentes” que ha impuesto el cierre total de la actividad económica durante cierto tiempo.

          “Necesitamos masivos aumentos del gasto público” para afrontar la crisis del coronavirus y “tenemos la posibilidad de lograr mayores ingresos fiscales ahora mismo”, pero eso requiere “un sistema justo de tributación”, defendió ayer Jayati Ghoh, profesora de Economía en Nueva Delhi. “La amenaza del cambio climático  va a pesar sobre nosotros muy pronto, tenemos que pensar en un nuevo trato multicolor”, dijo apuntando a que la economía debe ser más verde pero también morada, para enfatizar la economía de cuidados y la de género”, también a través de la fiscalidad, argumentó.

          Los líderes europeos escenificaron el pasado 19 de junio,  las diferencias que los separan para acordar el fondo de reconstrucción contra la crisis de la pandemia, dotado con 750.000 millones de €uros, y el Plan Financiero Plurianual 2021- 2028. En una cumbre europea inusualmente corta y por videoconferencia, los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 países apenas avanzaron un milímetro durante la cita virtual en la que no se esperaba que se cerrase ningún acuerdo, pero sí que se acercaran posturas sobre el grado de condicionalidad de las ayudas. En lo que sí coincidieron los socios comunitarios fue en la necesidad de acelerar los trabajos para intentar cerrar un acuerdo durante la reunión convocada a mediados de este mes de julio. La presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, y la Jefa del BCE, Christine Lagarde, apremiaron a los países porque, advirtieron, lo peor de la crisis está por llegar, con un fuerte aumento del desempleo en las próximas semanas. ”No estamos al final del desastre económico, sino al principio” advirtió Von der Leyen”.

          El sentido de la urgencia parece haber calado en la mayoría de las delegaciones, sobre todo en Alemania, Francia, Italia y España. “Se percibe un consenso emergente”, constató el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. En los mismos términos se expresó durante la breve cumbre, de apenas cuatro horas, la presidenta del BCE Lagarde, según fuentes de la autoridad monetaria avisó de que el peor golpe para el mercado laboral está todavía por llegar: la tasa de paro europea escalara al 10% desde el 6,6% de abril, primer mes completo de cerrojazo general. Y el BCE teme que el desempleo se cebe sobre todo en los jóvenes. El sentido de la urgencia parece haber calado en la mayoría de las delegaciones, sobre todo Alemania, Francia, Italia y España, que representan más del 75% del PIB de la UE. El objetivo ambicioso pero factible según fuentes diplomáticas, es cerrar este mes de julio un acuerdo sobre el fondo y sobre la financiación del club para el periodo 2020-2027, recogida en el llamado Marco Financiero Plurianual. “Cuanto más tiempo perdamos, más profunda será la recesión”, alertó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

          La celeridad es esencial no por capricho, sino porque la recesión ya está aquí, no espera, muerde. Si el acuerdo no se alcanza antes de agosto, será difícil que empiece a ejecutarse efectivamente al inicio de 2021, incluso un poco antes, como es urgente para la economía real. La celeridad es esencial. No la entendieron los recelosos, y pagaran el error de su cálculo obstruccionista. Quién lo supo casi desde el primer momento fue la Canciller Angela Merkel. Por su empeño, el acuerdo deberá llegar en la cumbre del 17 y 18 de este mes. Aunque sea parando el reloj y prolongándola unas horas, unos días, hasta la fatiga escénica. ¿Tanto cuesta entender el cambio ajeno cuando es para bien?¿ Acaso no es más progresista y europeista la conservadora Merkel de hoy, que el primer ministro sueco, pretendidamente socialdemócrata pero austeritario, Stefan Lofven? Merkel ha cambiado su lenguaje. Fijemos en tres conceptos: 1º)Antes ensalzaba el rigor fiscal, ahora exalta  la solidaridad a valor sin discusión posible  2º)Donde se obnubilaba  por las reglas pactadas (e incumplidas por su país), ahora se inquieta por la pervivencia del mercado interior, y por el daño a la UE que le infligiría una depresión mediterránea 3º) Y si caía en la retórica con la salvación del €uro, ahora proclama clara y sin escrúpulos, que su interés propio, su interés nacional, depende de la estabilidad económica de Europa.   

          ¡¡Bravo Angela Merkel!!

La UE frente a los «halcones»

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