“Arderéis como en el 36”. La izquierda más extrema vuelve a la carga y, como siempre, centrando sus odios en la comunidad cristiana, mayoría indiscutible en la sociedad española, bien por lo fácil que resulta hacer burla de sus signos, sus símbolos y sus celebraciones, como por lo barato que sale hacerlo, ya que la Justicia mira hacia otro lado y los cristianos siguen siendo fieles a la doctrina de poner la otra mejilla. Es curioso que toda esta chusma que este año ha vuelto a las andadas en los carnavales canarios, no tengan el arrojo de criticar o hacer mofa de la comunidad islámica y de sus símbolos o textos sagrados. La diferencia es que ir contra el Islam suele costar el cuello mientras que contra los cristianos no solo no hay venganza sino que además la justicia se pone vergonzosamente de perfil.

Hace poco más de un año escribía en mi blog esto que transcribo, que no ha perdido un ápice de actualidad y que se centra en la fobia de la extrema izquierda representada por Iglesias y Garzón contra todo lo que se oponga, limite o desautorice su concepto totalitario del gobierno del pueblo, bien sea religión, prensa o cualquier otro poder fáctico:

“A diferencia de sus abuelos de la República, los podemitas con el apoyo de IU y el resto de la extrema izquierda han optado por no quemar conventos ni  imágenes y han elaborado un plan diabólico, que puede confundir a mucha gente y cuyo fin último es borrar de la sociedad cualquier huella de las creencias y costumbres religiosas tradicionales.

 

La extrema izquierda  podemita y sus compañeros de viaje  solo aceptan el poder emanado de su propia doctrina totalitaria. No quieren a su lado ningún poder fáctico que pueda distorsionar sus planes, por eso la Iglesia siempre ha sido el enemigo a batir, por la convicción de sus miembros y por la estructura monolítica y  jerárquica de la misma. Los podemitas se han lanzado a  destruir  los sentimientos y manipular las conciencias hasta conseguir un modelo de sociedad espiritualmente vacía que la convierta en sumisa y  manejable.

 

La Iglesia actual, la de los pobres, la de Cáritas y un montón de ONG, la  de los comedores sociales, la de los hospitales en zonas de alto riesgo, la que vive pensando en el tercer mundo que la sociedad occidental ayudó a crear, esa Iglesia entra en contradicción con la demagogia de la sociedad podemita, criada entre sedas, alimentada con manjares y formada en la universidad y que utiliza a los pobres como materia prima para sus experimentos populistas y totalitarios.

 

“Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho”, decía Don Quijote. ¿De qué vais pobres mortales que de paso estáis?, digo yo. Desde Nerón hasta Diocleciano pasando por emperadores  nacidos en estas tierras como Trajano y en menor grado Adriano, la persecución de los cristianos fue sistemática,  hasta que el mismo imperio sucumbió ante ellos de manos de Constantino. La revolución francesa volvió a intentarlo sin éxito. El comunismo de principios del pasado siglo volvió a la carga, prohibió las religiones,  destruyó templos y masacró a los creyentes; sus correligionarios en España hicieron igual en la tercera década del  mismo y más recientemente los fundamentalistas musulmanes anclados en la Edad media regresan a la guerra santa contra los infieles cristianos; pero como escribía el apologista romano Tertuliano en su obra “Apología”: «Nos hacemos más numerosos, cuando nos segáis: la sangre es semilla de cristianos».

 

“… Y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Si no pudo Diocleciano en el S IV ni Stalin en el S XX, no vais a poder vosotros, secta de deshechos. “

 

El artículo 16 de la Constitución garantiza la libertad ideológica, religiosa  y de culto de los individuos y el Código Penal en su artículos 524 y 525  castiga con penas de multa la profanación: «que en templo, lugar destinado al culto o en ceremonias religiosas, ejecutare actos de profanación en ofensa de los sentimientos religiosos legalmente tutelados». O  “»para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa hagan públicamente escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen  a quienes los profesen o practiquen».

 

No parece que a los gobernantes y a los jueces preocupe demasiado esta moda implantada por la extrema izquierda que se pasa por el arco del triunfo los derechos humanos y ante esa actitud, no sé hasta qué punto los cristianos debemos seguir ofreciendo la otra mejilla o por el contrario debemos tomar cartas en el asunto y defender por nuestra cuenta aquello que el Estado pregona pero no cumple.

 

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La Yihad de la izquierda cavernícola

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