Regreso por un día a Albacete, aunque sólo sea virtualmente, para recordar a un hombre que para muchos periodistas que hemos pasado por el Nueva York de la Mancha ha sido nuestro maestro y sobre todo nuestro amigo, Manuel Sáez Zafra. Esta tarde conocí el triste fallecimiento de un gran periodista y sobre todo una gran persona. Sentí una gran tristeza por su familia y amigos y también por mí, por perder a un amigo que a pesar de la distancia, del poco tiempo libre, siempre estaría ahí, cuando quisiera llamarlo o visitarlo. Me parece estar escuchando su radiofónica y agradable voz disculpándose por no haberse despedido como le hubiera gustado. Se que si ahora pudiera dirigirse a mí o a alguien sería para eso precisamente, porque él era así.

Albacete pierde mucho con su adiós. Era un hombre comprometido con la ciudad en la que vivía, haciendo por ella lo que mejor sabía hacer, ejercer el periodismo. Fue un gran periodista, su trayectoria profesional da fe de ello, llegando a ser director de RNE en Albacete. Tras su jubilación, nunca quiso desvincularse de la profesión y colaboraba con los medios de comunicación de forma altruista y con la ilusión del primer día de un becario. El periodismo era su vida, no había duda.

Conocí a Manuel como colaborador de El Pueblo de Albacete y Visión Seis. Durante cuatro años hablaba prácticamente a diario con él y nunca encontré una mala palabra a pesar de que a veces no le llamaba en el momento más adecuado, le proponía temas aburridos o era un poco pesada. Manuel Sáez y Juan Francisco Fernández, los protagonistas de una de las secciones fijas del periódico, eran dos de mis grandes apoyos en mi día a día en el medio de comunicación albaceteño. Era un placer hablar con ellos, que te contaran sus anécdotas y opiniones, leer y comentar sus artículos semanales y darles un abrazo en persona cuando visitaban los platós de Visión Seis. Dos grandes personas con las que conectar era muy fácil, aunque tuvieras 40 años menos.

Ahora que Manuel se ha ido con sólo 71 años, que volverá a su pueblo natal, Socuéllamos, para siempre, me inundan los recuerdos y pienso que quizás nunca le mostré, como hubiera debido, mi admiración y aprecio. Tampoco hablé con él lo suficiente después de dejar Albacete y empezar de nuevo en mi tierra, pensando que habría tiempo. Desde aquí mi reconocimiento a un hombre bueno, servicial y que inculcó el amor a la profesión a muchos jóvenes periodistas. Te echaremos de menos

“Sit tibi terra levis”

 

TERESA GUZMÁN

Manuel Sáez, gran periodista y mejor persona

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