Los ya famosos oé, oé, oé, oé y ¡¡España, España¡¡ acompañado por golpes acompasados del bombo de Manolo, o de sus buenos imitadores, que los hay, como en todas las actividades de la vida, es el grito de guerra por excelencia de los aficionados españoles cuando nuestras selecciones deportivas consiguen éxitos. Lo suelen hacer en ambientes deportivos, dentro y fuera de estadios o recintos apropiados. En otros lugares tendría poco sentido. En política no podemos decir lo mismo.

Estos días en que los nuevos diputados y senadores han recogido, otra vez, sus actas, que les aseguran un escaño bien remunerado y unos privilegios que ya los quisiéramos el resto de ciudadanos, las plazas de la Marina Española y de las Cortes, han sido protagonistas del ir y venir de Sus Señorías; de propios y extraños, de correligionarios pomposos o de aquéllos pelotas que quieren más protagonismo.

Y encima, aforados. Para algunos, serlo es como ponerse una coraza y protegerse de cosillas poco ejemplares, que dejan atrás en su curriculo personal, con la misma velocidad con la que salen con el carro de la compra sin pasar por caja.

Luego, el hemiciclo es como el escaparate de oportunidades, con el uso abusivo de selfies, aprovechando los buenos instrumentos tecnológicos con el que ambas Cámaras obsequian a sus inquilinos, para uso y disfrute personal y oficial, supongo.

Otra vez, los leones de bronce (Daoíz y Velarde), que “protegen” la puerta principal de la Cámara Baja en la Carrera de San Jerónimo, que desde la Puerta del Sol lleva a la plaza de las Cortes, han vuelto a hacer gestos de cierta complicidad bromista, al ver, no sólo a muchos de los nuevos personajes,  que entran y salen del Congreso, con todo tipo de pelaje, y al que llegan de manera más curiosa o ridícula, según el criterio del ciudadano que los vea.

A esos leoncillos, testigos de mil historias, incluyendo algún que otro intento de golpe de Estado, ya no les sorprende nada. Hace meses, fueron testigos de la llegada de nuevos personajes “propietarios temporales” de sillones del hemiciclo, acompañados de una buena batucada, fuera de lugar en ese acto serio y responsable de jurar o prometer el cargo. Y sin haberse repuesto, poco tiempo después volvemos a las andadas. Y si nadie con dos dedos de frente lo remedia, podríamos ir en noviembre a una tercera intentona de constituir un gobierno estable y fiable, lo que seria muy grave, por lo que los españoles, hartos de tanto manoseo mareando la perdíz, estamos legitimidados para exigir responsabilidades a los inquilinos del nuevo Parlamento made in spain.

Pero aún no lo habían visto todo, porque hace pocos días, el mismo grupito “musical” del que hablaba antes,  o parecido, ¡qué más dá¡ llegaba entre otro mogollón de ciclistas, como si se hubieran despistado del Tour de Francia o formasen parte de “Pokémon Go”. En busca, claro, de alguna cámara de televisión amiga, generosa, que plasmase el momento “histórico” de su llegada, como  representantes “serios” del pueblo, que siguen sin saber ser ni estar, confundiendo las Instituciones con las fiestas del barrio.

Y dentro, hemos visto de todo, incluyendo a algún jovencito, diputado él, claro, desperezándose y casi bostezando a mandíbula batiente, como si estuviera en la cocina de su casa. Y otros, después de soltar su rollo, puño en alto, se vuelven a la grada para intentar arrancar un aplauso fácil, ya que las urnas no le rieron tanto la gracia.

Y luego, el momento cumbre del juramento o promesa de su cargo, incluyendo soflamas y versos absurdos. Sólo faltaron aquéllos de “volverán las oscuras golondrinas…”.

¡Patético¡ Si algunos de esos señores y señoras van a ser los defensores de los problemas del pueblo habrá que pedir milagros a quien corresponda.

Siempre se ha dicho que la democracia hace a todos iguales. Y es cierto. Algunos no entienden de eso y confunden la velocidad con el buen jamón –si es gratis mejor- aunque les encanten ambas. Sólo sus ideas peregrinas, salvadoras de no se qué cosas, son las que intentan imponer. Pobre España. No nos extrañe pues, que visto lo visto, haya quien piense, sin faltarle razón, que también el nuevo Parlamento es típical made in spain. Y si tuviéramos la desgracia de llegar a unas terceras elecciones, nos vamos a enterar lo que vale un peine.

Que sí, señores, que España es diferente. Pese a lo que dijera Alfonso Guerra, no nos cambia ni la madre que nos parió, salvando las distancias, y allá cada cual con su responsabilidad o irresponsabilidad, que de todo hay en la viña del Señor. Somos la leche (con perdón) y la sota en bastos si llega el caso.

A algunos, les importa tres píjos, que decimos en Albacete, la obligada seriedad de las Instituciones. Ellos a su bola fustigadora, para quedar de p.m. ante los suyos y a quienes les doran la píldora ideológica.

A estas alturas, los dioses mamertos, siguen jugándose a las canicas si son galgos o podencos. Si son más listos que nadie, sin darse cuenta que hasta los suyos les piden que se laven la cara y aclaren las ideas. Han querido meter tanta presión, que ahora, ni antes, saben, ni están capacitados  para revertir la situación. No encuentran el camino del sentido común.

Otros novatillos que acaban de perder su virginidad política, tampoco tienen claro si prestar la canica, si esconderla, dársela a alguien que quiere quedársela, o jugar a las cuatro esquinas. Y todo, para defender la máxima equivocada, en éste caso, de “incordio, luego existo”. Hay líderes, por lo menos tres, que con sus formas tan peculiares de llevar las cosas, ellos mismos, a los suyos –y a los otros- están más despistados que el rabo de una cometa.

Total, que en España hay quien sólo se dedica a jugar con picardía mal intencionada, con el pretexto de intentar cambiar las reglas del juego,  donde los trileros todavía no  tienen asumido el concepto de lo que es y significa el juego limpio. La verdad es que hasta para hacer “trampas” hay que saber. Entonces, tristemente, podría ser verdad aquello de que “tenemos lo que nos merecemos”. Y punto.

Menos mal que entre tanto espectáculo manipulado, surgió algo positivo: la elección de Ana Pastor como nueva Presidenta del Congreso. Mujer seria, honesta, responsable y trabajadora.

MANUEL SÁEZ – Ex director RNE Albacete

Parlamento Made in Spain

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