No sé en qué momento se eliminó el adjetivo y se comenzó a decir que el 8 de marzo es el Día de la Mujer. Todos los años alguien pregunta a mi alrededor por qué no hay un día para los hombres. Si me pilla con tiempo suficiente, le doy una explicación didáctica.

Mira, le digo. Para empezar, hoy es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora porque así es cómo se empezó a llamar. La explicación de esto radica en el hecho de que a principios del siglo XX las condiciones en las que trabajaban las mujeres eran pésimas. Aunque ya se nos esté olvidando y algunas piensen que nacimos con el birrete puesto, el estetoscopio colgado del cuello y el volante en las manos. Hoy festejamos, por un lado, que la mujer tenga acceso al mundo laboral, y lamentamos, por otro, que todavía no se haya alcanzado la igualdad en ese terreno y en otros no menos importantes.

Aquí me suelen interrumpir diciéndome que actualmente en España hombres y mujeres tienen las mismas oportunidades laborales.

No puedo estar más en desacuerdo contigo, replico. A las mujeres les siguen preguntando en las entrevistas de trabajo si tienen pensado quedarse embarazadas. Como si al entrevistador le hubiese malparido un tubo de ensayo o alguna especie de alimaña. Por otro lado, está el tema de la brecha salarial. Ya saben, a igual trabajo, las mujeres cobran menos que los hombres. Y por si eso fuera poco, en puestos de responsabilidad el porcentaje de hombres es abrumadoramente superior. Hay menos diputadas que diputados y menos mujeres en cargos de dirección en empresas importantes, por ejemplo. Si trabajas, tu jefe muy probablemente va a ser un hombre.

¿Por dónde iba? ¡Ah, sí! Este día ha perdido el adjetivo y ha pasado a llamarse Día de la Mujer, a secas, probablemente para ser políticamente más correcto. Si conmemoramos el día de la mujer trabajadora parece que se está ignorando a las mujeres que no trabajan. Eso demuestra no haber entendido nada. Lo que se festeja, conmemora, desea y reivindica es que todas las mujeres tengan acceso al mundo laboral, y que haya una legislación que defienda ese derecho. Por ello opino que cualquier mujer se debería sentir feliz un día como hoy.

El trabajo ha hecho a la mujer más libre sin lugar a dudas. Pero no ha sido el único factor. Lo único bueno de llamarle Día de la Mujer es reivindicar el acceso a la educación, al trabajo y a la vida pública en general de todas las mujeres del mundo.

Porque no debes perder de vista que España no es el mundo entero y que en otros países las mujeres lo tienen mucho más crudo que aquí. Hay lugares donde las mujeres no tienen acceso a la educación, ni al trabajo, ni a una vida digna. Lugares del mundo donde se les va la vida yendo a buscar agua y criando hijos desde los diez años. Lugares donde se las mutilan los genitales. Lugares donde se las trata peor que a los animales, obligándolas a cubrir todo su cuerpo. Lugares donde se las asesina y viola sistemáticamente porque no le importan un carajo a nadie. Hay países donde hasta parir es un acto heroico.

Lo peor es que suele ser una mujer la que en algún momento de la conversación ataca frontalmente a las feministas. He de recordarle en ese momento que desde que se levanta por la mañana hasta que se acuesta, no deja de ejercer derechos que lograron las feministas con mucho esfuerzo mientras muchas, como ella, las insultaban. Pongamos por caso: trabajar, votar, estudiar, fumar, beber, conducir, firmar las notas de tus hijos, vestirte a tu gusto, tener una cuenta en el banco, acostarte con quien te plazca, etc…

El feminismo no debe ser nunca una clase de victimismo irracional que consista en echar la culpa de todos nuestros males a los hombres.

La mayoría de las veces ser feminista es trabajar duro para hacerse valer como una buena profesional, no como mujer. El feminismo es defender tus derechos para defender los de las demás. Para mí, es luchar para que otras mujeres tengan una vida al menos igual de buena que la mía.

En este punto de la conversación, y del texto, tengo la esperanza de que algunas de las mujeres y hombres que me escuchan, y leen, constaten que son feministas. Si no lo son, deseo haberles hecho pensar que es una causa que merece la pena. La igualdad entre hombres y mujeres sólo nos puede traer un mundo mejor, más justo. El triunfo absoluto del feminismo será de hombres y mujeres o no será.

Todas estas explicaciones las doy cuando tengo tiempo, porque cuando no lo tengo tan sólo replico: no hay un día del hombre porque ellos no han tenido nunca que luchar por sus derechos. Así de sencillo. No cabe la réplica.

El 8 de marzo es una reivindicación en carne viva. Espero que se haya entendido porque hoy es 10 de marzo y el problema sigue ahí.

 

Ser feminista aquí y ahora

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