Antes de marchar a “cigarrear” unos días, me dicen que eche un vistazo para ver que cambiaría en el hormiguero social que se llama España y me dispongo sin ánimo de exhaustividad a plantear algunos de los retos de este hormiguero, incluso de algunos otros que le rodean, mirando, quizá de reojo, la educación recibida por los que hoy nos gobiernan. Las hormigas siempre nos guardamos de las avispas.

Como primer mal, advierto sin duda una descompensación clara entre géneros. No ha sido suficiente con clases mixtas, ni con lenguaje inclusivo,… tenemos un grave problema de autoridad, de preponderancia del hombre versus la mujer, no justificable bajo ningún concepto, y que hace imposible que el poder recaiga en una fémina, ya lo avanzaba la semana pasada, ni en la izquierda, con Susana, ni ahora en la derecha, con Soraya, a pesar del sesgo conservador de Casado y de su máster que seguro le va a perseguir en los próximos días. Frótense las manos los republicanos, pues ni los “juegos” del rey emérito tendrán nada que ver con la evidente nueva monarquía en manos de una reina, ¿recuerdan la última vez en el Siglo XIX?  El problema se acentúa y se torna en infumable cuando nos referimos a las jerarquías laborales, sociales y sexuales. Falta mucho por hacer, y recibo con gran alegría todos los cambios en esta vía, -y he dicho todos, aunque parezcan inaplicables- pues hasta ahora tenemos una sociedad “a medias” en todos los sentidos.

Una segunda reflexión viene del “falso” progresismo en el que se soporta el avance social eliminando las estructuras o instituciones o haciéndolas entrar en crisis. En esto se soporta, por ejemplo, el soberanismo catalán, la izquierda populista y la extrema derecha. Los unos queriendo acabar con aquello de la autonomía y las competencias estatales, los otros buscando corruptelas en la monarquía para eliminarla, no para sanearla, y aún los terceros queriendo recuperar un centralismo sobre el tan pueril y machista dicho de “ponerlos encima de la mesa”, siendo tan miopes con la historia de no haber finiquitado hace años fantasmas del pasado.

Por último, los valores inculcados por la mezcla entre la meritocracia y el capitalismo unido al consumismo en el que se fundamenta parte de nuestra economía, hace que miremos para otro lado cuando avanzan las pateras desde África, buscando excusas ante las graves situaciones de derechos humanos que se viven en ese continente, o incluso en Nicaragua,… o Venezuela, el principio de no intervención ante un Estado por la ONU, tantas veces pisado en Oriente próximo, ese mismo principio seguro podría ser esgrimido para mejorar situaciones de partida en tantos países necesitados de una solución económica diferente a la exclusión.

De esta forma, nos marchamos de vacaciones. Ya avanzaba que el próximo curso será muy difícil para Sánchez, pues todos querrán cobrar lo pagado y el patio se pondrá de nuevo ingobernable, con unos buscando autodeterminación con los vascos de perfil, y el resto atizando el calendario ante unas elecciones que en mayo nos dibujarán un nuevo mapa de poder local y regional. Ahora es tiempo de descanso y reflexión. Una cosa más, cuidado con los viajes oficiales Sánchez, parece que para muchos, ir a un concierto de rock no es lo mismo que estar en la ópera.

Ojalá este verano no lo llenen las llamas, como en Grecia, los atentados del terror, como en Canadá, porque desgraciadamente contaremos con atentados de género, ahogados en el mediterráneo, cruces amarillas y corruptelas institucionales del poder en todos los ámbitos.

Pero dejadme concluir con una gran alegría y responsabilidad al tiempo para un simple columnista, bloguero y profesor de universidad que les habla, mis paisanos han decidido agasajarme con un nombramiento, el de pregonero para las fiestas de mi querido pueblo, Quero. Aprovecho para invitaros a dichos festejos y compartir un pregón que realizaré el próximo 4 de agosto, sobre cultura, ¡qué bella palabra, solución para tantos problemas!

Blog: El Secreto del Hormiguero.

Sociedad a vista de hormiga y vacaciones: de bloguero a pregonero

La Opinión |