Había hecho propósito de no tocar de nuevo el asunto catalán pero a la vista de que el 155 solo ha servido para exacerbar los ánimos de quienes quieren la independencia o de quienes no la ven tan mal y de que después de todo este folletín se vislumbra una vuelta al camino que condujo a la aplicación del mismo, no puedo permitirme ser optimista por el desenlace de la trama ni tener un ápice de fe en que el futuro próximo despeje el horizonte de tormentas, apacigüe los mares y reconvierta en cordura la locura de cuatro sinvergüenzas que tuvieron la habilidad de engañar a la mitad del pueblo catalán, que a su vez perdió el juicio dejándose arrastrar por estos falsos profetas.

A la vista de “Juan pueblo” la aplicación del 155, si bien fue necesaria, se quedó tan corta que la hizo casi intrascendente más allá de gestos de autoridad como la disolución del Parlament y la destitución del Gobern. El mediocre apoyo institucional del PSOE poniendo palos en la rueda como el de no tocar TV3 o la presión de éstos y los “riveritas” de adelantar la convocatoria electoral sin esperar al menos el amansamiento de las aguas, no hizo sino fortalecer a los sediciosos en su causa y poner a trabajar a marchas forzadas a TV3, Omnium y ANC para volcar en las urnas al “nacionalismo español”, resultados que teóricamente no consiguieron pero sí en la práctica gracias a esa Ley electoral injusta y trasnochada que nadie se atreve a tocar.

En el entreacto estamos asistiendo a una comedia burlesca en la que el fascismo catalán  se toma a chanza las Instituciones del Estado; el prófugo Puigdemont se entretiene en chotear al Ministro Zoilo; los encarcelados venden a su madre con tal de salir de la trena pero los que salen vuelven a las andadas, con más disimulo pero no menos dedicación; TV3, Omnium, ANC y los Mossos siguen interpretando su papel, los primeros con descaro y los últimos a escondidas; los alcaldes agrarios suben a Puigdemont a los altares habilitados al efecto por los clérigos trabucaires; los constitucionalistas van “tres por cuatro calles” y mientras tanto Rajoy y sus Ministros nos quieren hacer ver que la normalidad está volviendo a Cataluña, que no hay más pecadores que los huidos y los apresados mientras el resto de conspiradores suplican por la vuelta al redil.

Si todo sale como se espera, que no es difícil tratándose de Cataluña, el Gobierno de la nación se replegará a su cuartel de Moncloa y dejará Cataluña en manos de quién estaba para hacer lo mismo que se hacía. Los jueces juzgarán a los cabecillas de la rebelión y les impondrán sentencias ejemplares, que al día siguiente harán salir a la calle al fascismo gobernante y a los titiriteros del PSC pidiendo el indulto. Ciudadanos ahondará en la disgregación de los  constitucionalistas para una estrategia electoral basada en un subidón de moral que no reconoce el préstamo de ciertos sectores de PP y PSC que vieron en los “inmaculados” el mejor destino del voto útil.

El Gobierno fascista secesionista seguirá su “process” en la sombra y sus fontaneros TV3, Omnium y ANC ya fijan la fecha de la independencia en 2021. Todo seguirá igual e incluso aumentado; los Mossos seguirán siendo la “stasi” catalana espiando cualquier movimiento del Gobierno, sus Fuerzas del Orden y su servicio de inteligencia al tiempo que servirán de tapadera de la conspiración y traición que no conocen la tregua.

Los maestros, profesores y libros de texto seguirán adoctrinando a los alumnos desde la escuela infantil a la universidad sin que el Gobierno de Madrid pueda intervenir sin restringir la competencia en educación.  La enseñanza del castellano quedará en el olvido y la presión sobre los castellano parlantes, en los organismos oficiales, en los comercios, en las empresas, en la calle,  será tal que la de los  ghettos judíos parecerán a su lado un cuento de hadas. Se volverán a abrir las embajadas con más signos de identidad y agresividad y se multiplicará el presupuesto del nuevo “process” en perjuicio  de los ciudadanos que seguirán sufriendo carencias importantes. Se volverá al “España nos roba” y a acusar al Gobierno de falta de diálogo y a seguir dando al mundo la imagen de conflicto entre una España opresora y una Cataluña oprimida, Volverán nuevos “Zapateros” y como  “Red Bull” les darán alas y todo volverá  ser lo mismo, bueno lo mismo no, peor, porque a la vuelta de unas décadas Cataluña será más pobre y la pureza de raza de ocho apellidos catalanes que el fascismo catalán pregona será una ficción.

Lo del 155 se me antoja como la historia de aquel hijo, al que malcriamos a sus once vicios y ahora, a los cuarenta años, pretendemos enderezar con una colleja.

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Tras el 155 el fascismo catalán se crece

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