El próximo domingo 26-J estamos llamados de nuevo a las urnas y hemos de decidir en quién depositamos nuestra confianza y compromiso. Somos conscientes de que nuestro país ha sufrido un importante retroceso, sobre todo en estos últimos cuatro años. Tenemos una percepción muy extendida, que el resultado de la crisis ha sido injusto y que los poderes públicos no han defendido a todo el mundo por igual. La crisis introdujo demasiadas fracturas en nuestra sociedad. Tenemos una fractura generacional: nuestros jóvenes se han encontrado con un mercado laboral bloqueado, que no ofrecía trabajo en condiciones aceptables. No podemos consentir que nuestros hijos y nietos vivan peor que nosotros Tenemos una fractura  social que ha aumentado la pobreza y la desigualdad, con riesgo de exclusión para demasiadas familias. Se ha incrementado la fractura de género, las mujeres han sido muy duramente golpeadas, más que los hombres. Ha crecido la fractura institucional, aumentando la distancia entre representantes y representados, perdiendo demasiada credibilidad en comparación con el pasado. También tenemos una peligrosa fractura territorial, tal es el caso de Cataluña, donde la crisis y, sobre todo, la total ausencia de diálogo por parte del Gobierno del Sr. Rajoy, ha alejado a muchos catalanes del proyecto de una España en común y plural.

Urge un giro copernicano para cerrar esas cinco fracturas. Es el cambio político que el PSOE con la dirección de Pedro Sánchez ofrece a la sociedad española. Cambio que supone unir todo lo que el Gobierno saliente ha dividido, a saber: educación y oportunidades; empleo y derechos; política y limpieza; futuro y esperanza. Necesitamos a una democracia fuerte, con instituciones sólidas limpias y responsables; con un sistema de justicia eficaz y diligente, que asegure el cumplimiento de la ley. Aspiramos a una democracia que funcione en una sociedad bien articulada, con derechos civiles y sociales amplios, de manera que, garanticen la igualdad económica, de género e intergeneracional. Se trata de alcanzar una sociedad en la que los ciudadanos puedan educarse y formarse, pudiendo elegir la vida que quieren llevar, disfrutando de una cultura enriquecedora.

Se trata de renovar actualizando el proyecto socialdemócrata, que algunos a estas alturas del siglo XXI acaban de descubrir sus bondades. La crisis que vive España nos obliga de nuevo a revisar las políticas que pueden hacernos avanzar en la consecución de nuestros ideales últimos, una sociedad próspera e igualitaria, una España unida, en la que los ciudadanos dispongan de autonomía y seguridad para poder ejercer su libertad personal.

Este cambio político que ofrece el PSOE, con el compromiso y dirección de Pedro Sánchez, a la sociedad española se plantea como un nuevo contrato ciudadano que restablezca la confianza política y nos permita poner en marcha un proyecto de cambio que integre, que refuerce la cohesión social, poniendo la gestión de gobierno al servicio de la justicia y el interes general.

Un contrato renovado con la ciudadanía, pasa por hacer políticas de crecimiento que contribuyan a la igualdad y pasa por devolver a España un Gobierno de progreso para la mayoría. España necesita cambiar, el PSOE con la dirección de Pedro Sánchez quiere convertirla  en el país más innovador e igualitario, con un tejido empresarial más sólido, que genere alto valor añadido, volcados hacia el exterior, con mínima dualidad en el mercado de trabajo, con mayor protección de los trabajadores, con un sistema fiscal que recaude lo suficiente y lo haga equitativamente, con una administración al servicio del ciudadano y de la empresa.

Un país más moderno en el que nadie se sienta abandonado a su suerte y en el que no haya desigualdades derivadas del privilegio, la posición dominante y el origen social y familiar; una España moderna que ofrezca oportunidades, protección y solidaridad a sus ciudadanos. No olvidemos que la desigualdad es el talón de Aquiles de la economía moderna y aun de la propia sociedad; y que, en palabras del Nobel de Economía de 2015 Angus Deaton, puede corromper la democracia.

En el Programa Electoral del PSOE, comienza, y no es casualidad, Bases para un proyecto de futuro, con los siguientes epígrafes: Educación; Formación profesional integrada; Universidades; Ciencia, tecnología e innovación; La sociedad del conocimiento, la sociedad en red; Cultura. Apostamos prioritariamente por el más poderoso instrumento de transformación social: LA EDUCACION, el que hace posible que los vicios individuales se transformen en bienes colectivos, la debilidad en fuerza, el propósito en acción y las palabras en hechos y no en retórica. La educación es uno de los derechos que más y mejor puede romper el círculo de la pobreza, de la desigualdad y la exclusión social. Hemos de limpiar la inequidad de un sistema educativo en el que se multiplica por cuatro el riesgo de pobreza para los niños cuyos padres solo han finalizado la enseñanza secundaria.

Es un proyecto a largo plazo pero urge empezar ya con vuestro apoyo el próximo 26-J. Necesitamos cerrar de manera urgente nuestra brecha generacional

Pensemos  ahora en el día 27 de Junio y siguientes. Lo más perentorio es lograr un acuerdo de investidura para, posteriormente formar Gobierno. Tenemos una experiencia fallida después del 20-D. Uno tiene la impresión que algunos no jugaron limpio. Por ejemplo, no parece muy decente que el Sr. Rajoy eluda el compromiso de intentar formar Gobierno, como le planteaba el Jefe del Estado. Esperamos no asistir al espectáculo de las descalificaciones mutuas, de pactos en pro del puro número, el juego de los sillones, las declaraciones panfletarias o insustanciales. También es posible que la inexperiencia no nos ayudara demasiado. En cualquier caso tengamos muy en cuenta sobre todo lo resultados electorales, sin olvidar que se acabó el bipartidismo, y que esta circunstancia impone un cierto nivel de trasversalidad.

Una sociedad democrática tiene como punto de partida la existencia en ellas de desacuerdos, y parte de su tarea consiste en generar acuerdos, porque son los miembros de esa sociedad los que tienen que resolver sus problemas  conjuntamente y no puede haber exclusiones. Las sociedades democráticas tienen que ser de alguna manera un sistema de cooperación. Tengamos también muy en cuenta que, las cuestiones políticas no se miden por parámetros de verdad o falsedad. Como ocurre en las ciencias, que deben comprobar si sus afirmaciones se dejan validar por la realidad. En el ámbito político hablamos de legitimidad de las instituciones y de justicia de las normas. Y las decisiones acerca de lo justo y lo injusto requieren el uso público de la razón desde el respeto y la tolerancia. No existe la verdad en política, existe la búsqueda conjunta de lo justo y lo conveniente.

Llama la atención que en el intento anterior, quien puso toda “la carne en el asador” para conseguir formar gobierno, ahorrando seis meses y despejando la incertidumbre política, caso del PSOE con Ciudadanos hayan salido “penalizados” según se deduce de las encuestas. Ejemplo poco edificante el caso del Sr. Rajoy disfrutando de “vacaciones”, sin agenda” y supuestamente “en funciones”.

jffernandez_29@yahoo.es

26-J y siguientes…

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