Adiós 2018, viva 2019

Damos fin al recorrido por un año aciago en el que hemos perdido muchas energías por culpa del mal y débil enfoque del problema catalán, que es el que ha determinado y condicionado el quehacer de la política española. La conjunción astral de traidores que desalojaran a un Gobierno legalmente constituido para sustituirlo por una continua maquinación antiespañola consentida y aplaudida por quien fue aupado al podio bajo la promesa de la brevedad.

Es esperanzadora la reacción del pueblo español que parece despertar del letargo y ya ha dado muestras de inconformismo con quienes pretenden mantenerlo adormilado. El castigo infringido al PSOE (el partido al que la “E” le viene cada día más grande) en su corazón andaluz como respuesta a la política traidora de quien hace de la felonía su deporte favorito y el ascenso consecuente de un partido que defiende todo lo que el Gobierno y sus adláteres tratan de destruir,son la primera manifestación del pueblo al desperezarse; ahora vendrá la segunda parte en este año que llega, posiblemente cargado de sobresaltos.

Dicen los optimistas y estoy con ellos, que España es una nación con un potencial con frecuencia puesto en duda. Muy gordo fue lo de ETA y se acabó con ella y al lado del terrorismo vasco el amago secesionista catalán es un juego de niños, que si no fuera por las alas que les presta el innombrable monclovita, su misma naturaleza caníbal acabaría con ellos.  Se quitó del medio al traidor de la ceja, ahora vergonzosamente convertido en pregonero de la miseria chavista y de la misma forma nos quitaremos del medio  a un adorador de sí mismo que ha convertido la Moncloa en una agencia de viajes, que traiciona a la España que gobierna aliándose con los  enemigos de ésta poniendo en peligro su integridad  y que en un ataque de soberbia y narcisismo no es capaz de ver más allá de los setos del jardín de Moncloa a los que se aferra como niño que le quitan el juguete.

El optimismo de algunos se contradice con la realidad social y económica. La convivencia en Cataluña se ha roto y la enfermedad se contagia a Valencia y Baleares mientras los vascos vuelven otra vez a sacar en cuello arremetiendo contra todo lo que suena a español. Hay que utilizar la memoria histórica para no repetir errores y no para hacer del odio el arma que permite gobernar a quien no tiene nada que ofrecer. La economía se resiente, las inversiones millonarias que ha perdido Cataluña no todas han ido a parar a Madrid y son muchas las que se han quedado por el camino. Urge plantarse de una vez, extirpar el cáncer independentista y poner las cosas en su sitio.

El año venidero es el de la cuerda floja, para el viajero de la Moncloa y para su partido, que recibirán en las urnas el pago a sus errores; para el cara de cerdo catalán  que no podrá mantener por más tiempo el engaño a un colectivo cada vez más desencantado; para los aburguesados  podemitas que se verán reducidos a lo que en realidad representan y también para los que habitan el centro /derecha/derechona, que deberán trasmitir un mensaje de ilusión y cordura para salir de este embrollo.

Dice el refrán que “el que mal huele, debajo lo tiene”. Eso es lo que debe pasarle al tal Kichi, alcalde gaditano, que pensaba que el olor era de la diarrea del PP sin percatarse de que sobreviene de la suya propia.

Feliz año a toda la gente de buena voluntad y en especial a los pocos que me leen y me aguantan.

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