Es sorprendente como “enredando” en archivos personales y hemerotecas, uno se encuentra con artículos cuyos textos y contenidos, trasladados a éste tiempo raro que vivimos ahora, políticamente hablando, servirían como nuevos y casi sin cambiar una coma, aunque sí algunos personajes.

Quién les iba a decir a Sánchez, Iglesias, Colau, Carmena, González “Kichi” y otros cuantos políticos/as más que iban a estar en el candelero ocupando cargos inimaginables, intentando hacer de su capa un sayo, aprovechando la autoridad conferida y prometida que les permite la Constitución. Ese mismo texto legal que, algunos de ellos, motu propio, o alentados por los moscones de alrededor, quieren  cambiar sí o sí, para gozo y disfrute de una grada que aplaude y vitorea algunos de sus despropósitos más sonados. Y los que todavía no han subido a los telediarios. Y lo que es peor, los que están  guardados a buen recaudo en la agenda o en la cabecita de los protagonistas o de su multitud de asesores bien pagados.

Taumaturgos por los cuatro costados, y, además impacientes, sobre todo don Pedro que ya quiere llegar antes de salir. Impaciente como el titulo de la película dirigida por Patricia Ferreira, que nada tiene que ver con la definición que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española hace de la “alquimia”. Ya no se trata del “conjunto de especulaciones y experiencias de carácter esotérico (supongo), ni tiene como fin la búsqueda de la piedra filosofal y de la panacea universal”. O sí.

Lo más grave no son las propuestas en sí (algunas tela marinera) sino la aceptación sumisa de las imprevisibles consecuencias de la redacción de un texto ideológico o un texto “constitucional catalán”, por ejemplo, o de otra región española que quiere seguir los pasos del ilustre Arturo, ya defenestrado,  que intenta romper con todo lo conseguido en 1978. Con sus imperfecciones, si se quiere, pero con el matiz positivo de haber unido las dos españas que algunos están intentando resucitar.

Algunos jovencitos, ahora patéticamente en política, alientan incluso, la derogación completa de la Constitución porque está redactada cuando ellos aún no habían nacido, pero que se fundamenta en “la indisoluble unidad de la Nación española”. Si vamos a eso, los jovencitos franceses, nacidos después de 1791 tendrían que andar mosqueados con su Constitución. Y los italianos, aprobada en 1947, o los portugueses en 1933 inicialmente.

Lo peor de todo, no son esas iniciativas juveniles, que por la ignorancia de la edad hasta son legítimas, sino que desde pupitres de alta responsabilidad, se lanzan órdagos a la grande para ir incordiando lo necesario y calentarles la cabeza. Y no siempre de forma clara y directa, por si las moscas.

El señor Sánchez sigue con su chacachá del tren. Arranca, hace ruido, va en marcha unos kilómetros y cuando el pasaje se da cuenta la locomotora da marcha atrás, sin parada en la estación de salida o buscando otra vía diferente. Así todos los días, contando con el apoyo de su socio Rivera., que de perder esta oportunidad, que no llega, podría quedarse sin la numerosa clientela llegada de otras tierras.

La señora Colau, sigue sin saber ser ni estar, ni lo que verdaderamente representa. La escena y la actitud con los militares fue penosa ( siendo muy suave). Y aunque ha intentado matizar, está claro que esa es su idea. En cuanto a la señora Carmena va y viene, rectifica, pero vuelve a las andadas cada vez con cosas más peregrinas. Y bueno, del gaditano “Kichi”, otra larga lista de despropósitos apenas iniciada su legislatura. Y aún faltan tres años más. Este buen señor ya ha dado la nota en varias ocasiones. Una de las más recientes, al anunciar que no habrá representación institucional en la Semana Santa de su ciudad. Saldrá con su madre y no como alcalde, aparte del lío organizado en la procesión del Nazareno, la más tradicional de Cádiz, y todo para quedar de p…m…con Podemos, del que dicen que es “el niño bonito”, como si el señor Iglesias no tuviera otro problema interno que solventar. Cada dia más le crecen los enanos y se rebelan. Ahí tenemos Madrid, Galicia, etc. Y así podríamos seguir cuidadosamente. Tampoco están para muchas  alegrías en otros partidos, PP, por ejemplo.

Uno puede pensar como quiera, pero hay algo que se llama respeto y otras cosas, mucho más cuando se está de figurante. Supongo que prefieren ser alquimistas con autoridad, impacientes para hacer y deshacer a su modo y manera, que no ser fieles cumplidores de las normas más elementales de feliz y sana convivencia, que pierden o han perdido con la misma rapidez que les llegaron de rebote. Dicen las lenguas de doble filo que el tiempo y la experiencia todo lo curan. Me temo que hay cosas que no tienen arreglo. Los genes mandan.

Y que nadie se equivoque, porque en todos sitios cuecen habas.

Tirar la primera piedra es un riesgo, pero tirar la piedra y esconder la mano es una moda asquerosa. Y si no, ponemos un semáforo nuevo, con faldas, sombrero, pantalones, con una pareja cogidos de la mano o paseando un perrito. Por cierto, que esa “cosa reivindicativa” ya estaba inventada hace años.

MANUEL SAÉZ – Ex director RNE Albacete

 

 

Alquimistas impacientes

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