Sospecho que ahí, al rincón de pensar, es donde nos quieren mandar nuestros políticos. Entre unos y otros pretenden castigarnos por sus propias incoherencias, su falta de ideas, su soberbia y ambiciones, su falta de respeto entre sí y con los demás, propios y extraños.

Lo han demostrado en los recientes intentos peliculeros de unir fuerzas y criterios para un supuesto cambio. O mejor, para largar a los demás del sillón, a toda costa, y sin pensar si es lo conveniente, jugando la baza de birlar la opción más lógica existente, dado que las opciones ideológicas más próximas entre sí, PSOE-Podemos, no prosperaron por un mal entendido reparto de jefaturas, carteras, ministerios y otros chollos, sin tener en cuenta lo que decía Don Quijote: “Casamientos de parientes tienen mil inconvenientes”.

Siempre se ha dicho que “en política todo vale”. Nada más falso. Ni en política, ni en la guerra, ni en el deporte, ni en la oficina, ni en el periodismo o cualquier otra cosa. Por eso, ante el intento, ya poco disimulado, de enviarnos al rincón de pensar, una vez que votemos el 26J, como suele ocurrir casi siempre, hay que hacerlo fríamente, con la cabeza, no sólo con el corazón y sí con responsabilidad, porque en ésta nueva aventura electoral nos jugamos mucho más de lo creemos.

Permítanme que abusando de la generosidad de nuestros lectores, y aprovechando el tiempo “quijotil” que disfrutamos éste año, vuelva a recurrir a éste histórico y entrañable personaje tan nuestro. “Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sáncho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores, sin ser perfectos, y sobre todo, la disposición para hacer el bien y combatir las injusticias donde quiera que estén”.
En tiempo electoral, los mítines de siempre ya sabemos que están para que el “jefe” se dé un baño de multitudes, dando palos al rival, con sonrisa de prensa, aplaudiendo y aplaudiéndose así mismo. Pero ofreciendo pocas cosas reales, sensatas, que convenzan al electorado fiel y al que pretenden captar para la causa. Eso sí, ya harto de promesas vanas y palabrería hueca.

Más aún, después tanto jueguecito de intercambio constante de mensajes de los líderes políticos, a través de twitter, intentando ganarse el favor y la simpatía de las redes sociales. Claro que como la vieja zarzuela “hoy los tiempos adelantan, que es una barbaridad”. Eso es imparable. Ante el público no basta con una sonrisa de oreja a oreja.

Con las experiencias electorales que ya tenemos en España, debemos ser responsables –insisto- y acudir a votar, pero poniendo los cinco sentidos a la hora de elegir la papeleta que vamos a depositar en la urna. Una cosa es la parafernalia, y la otra, gobernar una nación como la española que está necesitando de un abrazo común, sin fisuras, ni cuentos de hadas que nos quieran transportar al País de las Maravillas de Disney. Lo mejor, es tener los pies en el suelo y asumir los españoles TODOS, sin

excepciones, que nadie vendrá a sacarnos las castañas del fuego. Sólo nosotros tenemos esa responsabilidad. Si no aprovechamos ésta oportunidad, no tendremos derecho a quejarnos. Nadie tendrá derecho a quejarse si después alguien nos manda directamente al “rincón de pensar”. A veces, nuestros enemigos más próximos somos nosotros mismos.

Ahí tienen, en medio de la polémica de las esteladas, bandera ilegal por otra parte, no como la señera, la alcaldesa de Barcelona, la señora Colau, como le gusta decir cosas raras, insiste en que pitar al himno de España es “libertad de expresión”. Y la presencia de Otegi, en olor de multitudes en el Parlamento catalán, sin importar para sus víctimas. Eso es ¿“libertad de expresión” o una canallada? Así nos va.

El Rincón de Pensar

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