Conozco las inquietudes de mis lectores. Sé de su gusto exquisito por la música. Sé que algunos, pues la mayoría lo saben, se preguntan cuando, como yo, tienen ante sí una partitura, el origen de las notas musicales y el porqué de que se distribuyan en unas líneas paralelas, cinco: el pentagrama. ¿Cuál es el origen de la escala musical? Hagamos historia:

La escala actual es la resultante de una evolución en aprender las notas limpias pues si se producen dos, se llama acorde. Pasamos rápidamente por la cuerda tensa de los pitagóricos y llegamos a mitad del siglo XI en la que Guido de Arezzo, considerado el “padre de la música”, dio nombre a las notas musicales, inspiradas en las silabas iniciales de unos versos dedicados a San Juan Bautista, el himno “ut queant laxis” del siglo VIII, ideando el pentagrama de 7 notas; DO, RE, MI, FA, SOL, LA, SI. Bueno, la última, la SI, se la debemos a Anselmo de Flandes, siglos después. Desde la más grave a la más aguda (coloquialmente de la más “baja” a la más “alta”). Seguro que las oímos dentro de nosotros. Es la denominación italiana. Pues bien, los anglosajones escuchan las mismas notas y las denominan; C,D,E,F,G,A,B, para variar. También aquí hicieron un “brexit” de la escala latina, pero reconozcamos que comenzaron los alemanes. También los nórdicos siguen esta denominación.

Los dos instrumentos que pueden tocar todas las notas son la voz y el piano. Éste, el tradicional, tiene 88 teclas de las que 52 son blancas y 36 negras. También os preguntaréis la razón. Al igual que por qué no tienen 7 teclas correspondientes a las 7 notas. Pues porque la frecuencia en hercios de una a otra no es la misma; entre FA y SOL, por ejemplo, hay una tecla negra que es la fa sostenida o sol bemol. Se verá que el teclado está dividido en octavas, que es la distancia entre dos escalas, luego el Do en los graves no tiene la misma frecuencia que en los agudos.

Después de esta pequeña y simple divulgación de un aficionado a la música y, como se ve, sin ninguna formación, he de decir amable y sufrido lector, que las pocas musas que tengo, me instan a que termine un libro que empecé hace tiempo y abandone este entretenimiento de los artículos. En definitiva, ellas mandan, como buenas mujeres. Cuando termine el libro lo haré saber y volveré con estos entremeses. Como dice Guillermo Fesser, que también cambió su actividad habitual de éxito en España y se trasladó a Nueva York, porque su mujer es de allí, ¡aaaadiós!

 

 

 

 

 

Escala musical

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