Nunca he tenido una granja en África, aun así tengo perfectamente estabulado en ella, por las impresiones recibidas, todas las sensaciones, emociones, olores, vivencias y recuerdos todos. Empezaremos por la Isla de Gorée, Patrimonio de la Humanidad, parte más occidental de África, situada a unos 3 km. de Dakar.

Sobrecoge su historia. Esta isla, durante tres siglos, fue el más importante mercado de esclavos. Más de 20 millones de personas secuestradas y esclavizadas. Había más de 26 casas de comercio de esclavos. La primera casa se construyó por los portugueses en 1536, pero desde 1588, se sucedieron holandeses, británicos y franceses. Ésta última estuvo desde 1817 hasta 1960, fecha de la independencia de Senegal y abolió la esclavitud en 1848. Antes de ayer, por si alguien dice: “esofuehacemuchosaños”, parpadeando nerviosamente el ojo izquierdo.

Esclavizaban a hombres, mujeres, mujeres jóvenes (se podían salvar si se amancebaban con un esclavista). Impresiona que, como realmente era, un comercio, a los más delgados los sobrealimentaban con cereales muy calóricos, hasta alcanzar los 60 kg., estándar mínimo de peso para su venta. Si no lo alcanzaban después de un tiempo, ya no les era rentable seguir invirtiendo, y los echaban a los tiburones, al igual que ocurría en el viaje hacia América, su destino, si enfermaban.

Había un lugar de transacción, que daba a un túnel, el túnel del no retorno. Al final de ese túnel estaba el embarcadero, a los que iban los vendidos que hacían su “crucero” a América, y los no vendibles a los tiburones. Resulta curioso que a los primeros que ofrecían los esclavos era a América del Norte, quienes elegían a los mejores. ¿Cuántos jugadores de la NBA descenderán de aquella pobre gente?. El resto se ofrecía hasta Brasil.

En 1830, antes de que terminara esta barbarie, se construyó, al lado de la Casa de Esclavos, (que se conserva como museo de la Unesco, edificada en 1776 por un holandés) la Iglesia católica de Saint Charles Borromée, que nunca levantó la voz contra el esclavismo en los 18 años en que fueron vecinos. Cuando el Papa Juan Pablo II visitó el  país, pidió perdón por la barbarie, terminada sobre 150 años antes. Hizo un discurso el 22-02-92. Hay una placa en la iglesia que lo atestigua. Dice: “De ce Sanctuaire africain de la Douleur Noire nous implorons le pardon du ciel”. Como mis lectores saben francés no lo traduzco. Creo que hasta pidiendo perdón se equivocó, pues el dolor no es negro, sino dolor humano; negros y blancos. De las crónicas del viaje papal, destaco que expresamente se le preguntó por la regulación de natalidad y de las enfermedades de transmisión sexual, ambos problemas importantes en Senegal. Condenó cualquier método regulador, salvo la abstinencia. Espero que otro viaje papal en el futuro, junto a pedir perdón por esta condena, done preservativos. A mi vuelta de la Isla, en una importante cena a la que fui invitado, hice esta observación. Fue motivo de una fuerte discusión, que lamenté por el anfitrión, sobre todo con un amigo que me descalificó diciendo que como no era católico, no podía opinar. Sí, le dije, siempre que sus decisiones afecten a la sociedad, sea o no católica. ¿Acaso no criticamos si algún dirigente religioso radicaliza a sus fieles? Pues sus acciones van a provocar muertes indiscriminadas, incluso entre sus correligionarios.

Pero hay otras Islas Gorée en la actualidad, otras tratas de esclavos, otras plantaciones a las que van. La relación completa la harán los lectores. Cito algunas: Esclavas sexuales traídas por sus negreros desde Paraguay, Nigeria, Oriente… y explotadas en los clubs de alterne. Esclavos que vienen en arriesgadas navegaciones, en  pateras, que pagan con lo que no tienen, dejando más pobres en origen a sus familias y explotados, si sobreviven, en redes de comercio callejero o en invernaderos. Comercio de niños trabajando en cadenas industriales…

Isla de Gorée – Aromas de África

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