El “Viejo Profesor” pasó a la historia madrileña como el Alcalde de la movida. La “vieja jueza” lo hará como la Alcaldesa de las ocurrencias. Y es que en esto de las ocurrencias esta mujer no tiene fondo. ¡Qué forma de parir idas absurdas!.

Un día se le ocurrió mandar al paro a todas las limpiadoras de Colegios Públicos y sustituirlas por cooperativas de madres, porque estas limpiarían con más dedicación y esmero la mierda que dejan sus hijos. Obsesionada con la limpieza, se le ocurrió también que para limpiar los restos del botellón lo mejor era crear un ejército de voluntarios universitarios: “Servicio social de trabajo universitario”, decía.  En ambos casos,  nadie ha visto que las madres y los universitarios formaran largas colas ante el Ayuntamiento para inscribirse.

Pensó la Alcaldesa que las mujeres que vienen de fuera de Madrid, a comprar o a trabajar, y reconociendo veladamente la supuesta inferioridad femenina de moverse en vehículo por la gran ciudad, podrían dejar el coche en ocho parking públicos en las autovías de acceso y carreteras de Colmenar Viejo y Toledo. Parking disuasorios con toda clase de servicios, supermercados, peluquerías, gimnasios y por qué no hasta un bingo. Tampoco se ha visto que una gran manifestación feminista de apoyo a la idea colapsara Madrid y los gabinetes de arquitectura se pelearan por  presentar los mejores proyectos.

Un día, mientras echaba un pestaño en el sofá, se le ocurrió que para fomentar el turismo en Madrid, el Ayuntamiento debería fabricar las servilletas de bares y restaurantes  con una estampa madrileña en cada una de ellas y para lo cual propongo que sea Luis Candelas el que tenga el honor de inaugurarlas. Lo de cobrar un Euro por pernoctar en Madrid y otro por sacar dinero de un cajero automático se quedó en simple ocurrencia, menos mal.

En fin, así una detrás de otra. La última pasa nada menos que por convertir a los niños madrileños en “niños policía”, de forma que cuando vayan por la calle de la mano de sus padres, se vayan agachando a recoger colillas y papeles que guardarán en una bolsa hasta vaciar en la papelera más próxima. Igual podrían hacer de paso con las cagaditas de perro que adornan las calles y al tiempo, llamar la atención a los señores y señoras que tiren una colilla, un papelito o a quienes hacen la vista gorda cuando se le cae una mierda a su perrito.

Así es la Alcaldesa Carmena y su flamante equipo de incompetentes e inútiles. Cuántos madrileños votantes del PSOE se estarán preguntando cómo es esto posible sin que el grupo municipal socialista corte por lo sano; cómo puede ser  que los socialistas permitan estos dislates de la senil regidora.

Todo tiene su explicación y en este caso, al menos yo lo veo así, la permisividad de los socialistas con las “Carmenadas” tiene en la estrategia  el origen del silencio. Antonio Miguel Carmona, el flamante y televisivo candidato socialista defraudó las expectativas del PSOE  y Pedro Sánchez, una vez constituido el Consistorio madrileño, dio un golpe de mano en la Federación socialista y en el grupo  municipal,  retirándole la confianza y nombrando portavoz a  Purificación Causapié.

Aquí es donde arranca la doble estrategia socialista de la federación madrileña de cara a las elecciones del 20 de Diciembre. Por un lado Pedro Sánchez quiere tener controlado el Partido en Madrid a la vez que no quiere molestar demasiado a la alcaldesa podemita por si pasadas las elecciones tuviera que echar mano de ellos. Desalojar al PP a toda costa y preparar el terreno para después de Diciembre ha sido la razón por la cual el PSOE de Pedro Sánchez ha permitido el gobierno en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas a los antisistemas, filoetarras, independentistas y demás patulea.

Otra muy diferente es la estrategia del despechado Carmona, cuyo silencio presagia venganza. Carmona sabe que las ocurrencias de la Alcaldesa, permitidas por los socialistas madrileños, están causando pavor entre los miles de socialistas de buena fe, que en Madrid los hay. Relevado de su responsabilidad en el grupo socialista, traslada la misma al aparato de Ferraz y les deja hacer, a sabiendas de que la sociedad madrileña se lo tendrá en cuenta y los castigará en las generales de Diciembre. Si la debacle socialista que se anuncia en Madrid se hace realidad, Pedro Sánchez estará en la cuerda floja y Antonio Miguel Carmona estará en situación de hacer leña del árbol caído, ayudado como se prevé por la sultana de Sevilla que suspira por quitar del medio al que fuera aquel  vasallo que le salió respondón.

“Madrid, tumba del fascismo” se leía en los carteles de la última guerra civil. Si lo que las encuestas pronostican llega a cumplirse habrá quien lo cambie por “Madrid, tumba del socialismo” y seguramente, a consecuencia de ello los socialistas dejarán de hacer experimentos con gaseosa y se aplicarán a  ser lo que fueron, un partido socialdemócrata con guiños al centro político y alejado de quienes perseveran en la revolución bolchevique, cien años después de su nacimiento y treinta años después de su defunción por estrepitoso fracaso.

Carmona está agazapado esperando que salte  la liebre  para echarse encima. Yo no sé si esta estrategia está reñida con la ética pero visto que en la política y sobre todo entre la izquierda la ética es un valor acomodaticio, no me sorprende en absoluto que Antonio Miguel Carmona permita los desmanes de la senil Alcaldesa sin importarle, al menos eso parece, el daño que con ellos está produciendo a la imagen de la ciudad y a la vida de los madrileños, con tal de llegar a la cima aunque sea poniendo palos en la rueda que mueve su propio carro.

Posiblemente la Alcaldesa madrileña no sea consciente del alcance extra municipal de sus ocurrencias pero si lo que digo se cumple, ella sin pretenderlo habrá sido parte del movimiento para sustituir al  inquilino de Ferraz.

Ocurrencias de Carmena, estrategia de Carmona

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