Mañana sábado 25 es la segunda jornada de reflexión preelectoral de esta agitada primavera que el “narciso “ Sánchez nos ha obsequiado. Si importante era la primera jornada electoral en la que teníamos que decidir quién nos iba a gobernar en los próximos cuatro años, más importante es que reflexionemos ante esta segunda jordana de urnas porque tenemos que elegir a nuestros dos gobiernos más próximos, Ayuntamiento y CCAA, pero sobre todo porque nos vamos a jugar en esta cita electoral el futuro de la Unión Europea, que es lo mismo que jugarnos nuestro futuro.

Vistos los resultados de las elecciones generales de las que ha salido el Congreso más fragmentado de la época democrática gracias a una Ley Electoral arcaica, injusta y nada representativa, donde un voto nacionalista vale más que diez votos de otro partido no nacionalista en la misma circunscripción o que un voto en Soria, Teruel, Cuenca y otras similares valga más que mil votos en Madrid, visto esto y que la extrema izquierda se ha desinflado aportando un voto útil al PSOE, muy movilizado, mientras la derecha se perdía en peleas internas dejando el Gobierno en manos de podemitas e independentistas y cediendo la mayoría absoluta en el Senado, no es ni mucho menos motivo de alegría sino de preocupación ver cómo está fraccionada la sociedad española, comprobar hasta qué punto predominan los personalismos e intereses espurios de gran parte de la clase política y ver cómo poco a poco la izquierda y los nacionalistas están minando los cimientos de un Estado en el que dicen creer y no dudan en traicionar en cuanto la ocasión se les presenta. España se está italianizando y la inestabilidad política va a ser la penitencia a pagar. Vivimos muchos años en un régimen bipartidista donde la incompetencia, corrupción y las cesiones al independentismo fueron males enquistados pero ahora, en lugar de poner orden en lo que más bien que mal ha ido  funcionando, nos liamos la manta a la cabeza, vamos todos contra todos y aquí “el que más chifla, capaor”.

Este domingo tenemos una triple responsabilidad. Para empezar por lo más próximo se va a elegir a las personas que van a gobernar y gestionar nuestros municipios. En las elecciones municipales el número de candidaturas crece proporcionalmente al número de asociaciones, partidos locales o grupúsculos con fines muy concretos y alejados de la globalidad municipal, pero a la hora de la verdad son muy pocos los que concurren con posibilidades de conformar mayorías y muchos los que nos invitan a desaprovechar un voto útil a sabiendas de que los suyos van directamente a la papelera una vez hecho el recuento.

En los pueblos y pequeñas ciudades se debería prestar más atención a las personas y a sus equipos, independientemente de la adscripción política. Aquellos para los que solo cuentan las siglas o simplemente se dejan llevar por la inercia de los resultados nacionales hacen un mal favor  a la sociedad en que viven, sobre todo en lugares donde la política queda en segundo plano anteponiendo una buena gestión de los recursos municipales presentes y futuros. En las grandes ciudades se debería entrar más a valorar qué líderes,  con qué equipo y con qué programa pretenden gobernar. Si de verdad los madrileños hubieran pensado por un momento lo que iba a dar de sí el desastroso equipo de Carmena no le hubieran permitido gobernar ni dado lugar a que más de la mitad del presupuesto no se haya ejecutado, que haya barrios enteros tomados por inmigrantes y okupas y que la ciudad y la basura ya sean parientes próximos. Si los votantes barceloneses hubieran siquiera intuido lo que se les venía encima con la activista okupa Colau no hubieran dado lugar a que Barcelona pierda su atractivo turístico por las limitaciones de la alcaldesa o que la inseguridad ciudadana haya crecido hasta extremos comparables a ciudades tercermundistas.

Si atendemos a lo que  nuestro voto puede condicionar el gobierno de nuestras CCAA, deberíamos tener en cuenta que es allí donde más se legisla en cosas que atañen a nuestra vida diaria, que es donde con más o menos suerte hacen que los impuestos sean o no el cáncer de nuestros bolsillos, que es donde realmente se reparte lo que hay y lo que viene de “papá Estado” Las CCAA, quieran o no los defensores a piñón fijo de la Constitución, son ya pequeños Estados con infinidad de competencias que les permiten como en el caso de  Cataluña y País Vasco hacer desaparecer al “Estado” de la vida diaria de sus habitantes o  en Navarra, País Valenciano o Baleares hacer seguidismo de la actitud de los anteriores con el único fin de desmembrar el Estado surgido en 1978,  en el que los nacionalistas y más de la mitad de la izquierda no creen e intentan cada día mantenerlo en la cuerda floja esperando el vaivén que le envíe al precipicio.

El peso de las CCAA a la hora de influenciar en nuestras vidas es infinitamente superior al que puede ejercer en nosotros en Gobierno central. Aquí también hay que mirar las siglas sin dejar de lado los personajes que las representan. Aquí el voto útil tiene más importancia y yo espero que en Castilla- La Mancha los cientos de miles de votos de VOX que fueron a la papelera vuelvan a quienes tienen la opción real o posible de gobernar, máxime cuando la extrema derecha representada por VOX no cree en las CCAA y está dispuesta a hacerlas desaparecer, en cuyo caso votarles sería como meter la zorra en el gallinero.

Pero quizás el voto más importante del domingo sea el de la Unión Europea y espero al menos que la triple coincidencia evite la clásica abstención que las acompaña. La ampliación de la UE a los países del Este a mi juicio fue un error por la premura y precipitación. Pienso que se hizo más pensando en cuestiones geoestratégicas y geopolíticas que en la inconveniencia  de incorporar Estados de dudosa credibilidad democrática. Creo que pesaron demasiado los intereses de la OTAN ante el resurgimiento de la nueva potencia rusa y la necesidad de sacar de la órbita rusa un mercado emergente de capital importancia para la economía occidental. Creo también que lo nuevos regímenes gobernantes en los países de este europeo  tras el descalabro soviético carecían y aún carecer de las garantías democráticas y solvencia económica  que a otros exigieron, España por ejemplo.

La UE es un proyecto fracasado desde el momento que no se fue capaz de aprobar una Constitución Europea que hubiera dado lugar a una especie de gobierno paneuropeo capaz de tomar las decisiones más difíciles y comprometidas. Las crecientes diferencias en las políticas de los Estados miembros, últimamente puestas de manifiesto en la crisis de la inmigración, entre otros, así como el nacimiento de nuevos partidos nacionalistas partidarios de frenar la inmigración y de no ceder un ápice de soberanía nacional a los “burócratas” de Bruselas, está poniendo en serio peligro la continuidad de la Unión.

Aparte de los enemigos internos antes mencionados, la UE ha tenido dentro un enemigo que se ha dedicado a torpedearla y utilizarla a su antojo. El Reino Unido hace años que debería haber abandonado la UE junto con los que no quisieron entrar en la moneda única, Suecia y  Dinamarca. Fuera de nuestras fronteras europeas los enemigos de la Unión son cada vez más fuertes y más aprovechan nuestra propia debilidad. Rusia empeñada en desestabilizar la Unión para recuperar la influencia que la antigua URSS tenía sobre los países del antiguo telón de acero. China intentando y con éxito colonizar económicamente a los países más débiles de la Unión e influyendo notablemente en las economías de los más ricos. Estados Unidos (otro imperio en declive) con su alianza tradicional con el Reino Unido utilizando a éste para desestabilizar y desmembrar la Unión en beneficio de ambos.

Mientras todo esto ocurre, la vieja Europa sestea, está en un proceso metastásico que la conduce a la ruina moral y económica. Es un continente envejecido física y psíquicamente, muy corto de memoria, que  hace de la diversidad y falta de cohesión su mayor debilidad, debilidad  que rusos, chinos y americanos están aprovechando con éxito. El nuevo Sacro Imperio Romano Germánico está rodeado de nuevos bárbaros y a punto de ser destruido por estos. De nosotros depende cuando emitamos nuestro voto el que la Europa que tanto nos ha favorecido lo siga haciendo, aunque ahora tengamos que empezar a pagar por todo lo que recibimos, para eso somos la cuarta potencia de la zona euro.

Reflexión, claridad de ideas, menor dependencia de siglas, visión de futuro, cómo rentabilizar la globalización, etc. etc. Estos son deberes para mañana.

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Tres votos, iguales o diferentes

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