Un soneto me manda a hacer Violante que en mi vida me he visto en tanto aprieto”.

Bien, realmente no va a ser un soneto mi bautismo de escritor, o escribidor, con el permiso de Vargas Llosa, porque, por un soneto, ¡cuántas cosas daría yo por un soneto!. Ante todo, gracias a Lope, a partir de ahora colega escritor, por este soneto que, como es bien desconocido, está incluido en “La Niña de Plata”. Realmente siempre me ha impresionado mi colega, porque no teniendo titulación académica, ni siquiera sacó el de bachiller, llegó a ser el “Monstruo de la Naturaleza” (título que le dio Cervantes, por su cuantiosa obra literaria,  a pesar de los “palos” que también le atizó a su obra, en la primera parte del Quijote) y también por el mucho tiempo que le dedicó a sus actividades amatorias, pues casó varias veces, tuvo muchas amantes, inclusive cuando profesó como sacerdote, tuvo no menos de quince hijos y fue marino. Prolífico en todos los aspectos. ¿De dónde sacaría el tiempo para escribir?. Tuve la suerte de estudiarlo en mi Preu, e interpretarlo con el TEU con El Villano En Su Rincón, con la adaptación al manchego en sus seguidillas en sus bailes. Como se sabe, eso sí, es un exponente máximo del barroco en el Siglo de Oro español.

Bueno, ya van unos cuantos versos por delante, burla burlando.

¿Y quién es Violante?, en el soneto, personaje ficticio, porque no creo que se refiera a Violante de Aragón, infanta, hija de Jaime I El Conquistador o Conqueridor, dependiendo del área geográfica de denominación y que casó con Alfonso X El Sabio, que alguna clasecilla le daría para enterarse, ésta sí.

Pues bien, ya estoy en los tercetos y aclaro que mi Violante particular es el insigne jurista, D. Francisco Molina, mi mentor, aunque más pienso que me ha forzado a escribir por los rentos que le van a producir mis ingresos. Ya tengo dicho, como mi admirado Marx (D. Groucho) que, a mi muerte, den al Sr. Molina Martínez el 10% de mis cenizas.

Y ya en el segundo terceto, espero que a mi Violante, de carne y hueso, no le ocurra como a la Violante, de carne y hueso, del soneto de D. Baldomero Fernández Moreno, en el que emulaba al de Lope, en 1939 y se refirió a una Violante que pilló un gran “rebote” con él, pues vio que en un segundo terminó el soneto, miró al maestro, que sonrió, discreto, y su pecho quedó meditabundo.

Un ripio me manda hacer mi mentor

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