Unión Europea, cuestión de Estado

Todos sabemos que, entre las fechas del 28 de mayo al 1 de junio se presentaron, analizaron y debatieron el esperado Plan de Recuperación Económica tras la pandemia. Úrsula Von der Reyen, Presidenta de la Comisión Europea, tiene en juego parte de la credibilidad de su mandato con el proyecto, del que también depende la estabilidad e integridad del mercado europeo. Fueron nueve semanas y media que dieron la vuelta al Plan de la UE. Surgió tras un sinfín de reuniones virtuales y una agria resistencia llena de desplantes y malentendidos.

         En apenas nueve semanas y media, la respuesta de la Unión Europea a la crisis económica de la Covid-19 ha pasado de la turbulenta  y estéril cumbre europea del 26 de marzo, que provocó el plantón de España e Italia, a la aprobación del proyecto del Plan de Recuperación de 750.000 millones de €uros. La crónica de tan tremendo salto incluye desplantes y malentendidos, maniobras en la sombra y difusión de propuestas destinada a agitar el debate. También un sinfín de reuniones, unas secretas y otras públicas, que por primavera vez en la historia del club han tenido que celebrarse a golpe de videoconferencia. La pandemia, paradójicamente, ha paralizado al continente pero ha acelerado el paso de la UE.

         España llevó el debate hacia la protección del mercado interior. La Presidenta de la Comisión avisó de que la factura de la inacción sería mayor. España, logró impacto con su receta para sobreponerse a la sacudida del virus en Europa. Se presentó la propuesta  de crear un fondo de reconstrucción con hasta 1,5 billones de €uros con el objeto de distribuirlo en transferencias entre los países más afectados, siendo muy bien acogido. Esta iniciativa aleja la disyuntiva envenenada entre, mutualizar deuda o programa de rescate. Para afinar el Plan, se la ha sumado una intensa labor diplomática que la ha situado en el centro del debate. El Presidente  Pedro Sánchez, la vicepresidenta Nadia Calviño y la ministra de Exteriores, Arantxa González Laya, intensificaron sus contactos de las últimas horas para abonar el terreno.

         Conviene no olvidar las soluciones que prosperan en la UE, rara vez copian la propuesta de un país. Sin embargo, ciertas iniciativas nacionales logran condicionar decisivamente la respuesta europea. Es de reconocer la ambición española en esta coyuntura excepcional. Pese a ser la cuarta economía del €uro, España ha evitado en demasiadas ocasiones tomar la iniciativa para orientar las  grandes decisiones de la UE. Esa ofensiva ha propiciado una reacción mejor de lo esperado. Un artículo de opinión del Financial Times ha definido esta semana el documento como: ”la mejor de las muchas ideas que han emergido”.

         La propuesta de un fondo de recuperación continental para superar la brutal crisis económica, presentada en el Parlamento Europeo por la Presidenta de la Comisión, es un potencial paso de gigante para toda Europa. Porque este Plan sigue la senda de las mejores sugerencias puestas sobre la mesa en los dos últimos meses: la propuesta española; la Carta de los Nueve; la muy exigente resolución del Parlamento Europeo y la reciente iniciativa francoalemana. Y porque su “potencia de fuego” es muy sustancial. Se trata de 750.000 millones de €uros – un cuarto de billón superior a la cifra germanofrancesa – que sumados a los 540.000 del fondo de rescate (MEDE) y otras partidas, pueden movilizar directa e indirectamente una cuantía superior a los tres billones.      

         En estas estábamos cuando salta la noticia: El PP europeo exige duros controles a España por las ayudas de la UE. Los populares españoles se unen a los “halcones” para reforzar la vigilancia del Sur. En efecto los eurodiputados del Partido Popular Europeo (PPE) cierran filas con los países conocidos como “frugales” (Holanda, Austria Suecia y Dinamarca) para intentar imponer una condicionalidad muy estricta a las ayudas del fondo de recuperación de la UE para paliar daños económicos de la Cobid-19. La delegación española del PP, secunda la iniciativa para que el fondo se destine a inversiones con valor añadido, pero con condiciones que podrían acabar por convertir el Plan en un campo minado de obstáculos políticos y cortapisas para el pago de la ayuda.

         Resulta sorprendente el alineamiento de sus eurodiputados con los de los cuatro Gobiernos frugales, bajo tal denominación disfrazan su predilección por la austeridad extrema – y en algunos casos, por la simple evasión de impuestos -, los perfiles inquietantes no son de fiar. Tal asunto nos hace recordar aquella comisión presidida por Felipe González en el año 1992 en Edimburgo, con los fondos de Cohesión recién aparecidos, donde se estaba negociando la dotación de esos fondos. El entonces jefe de la oposición –Aznar-voceaba resaltando que era la posición de un pedigüeño.¡ De matrícula!           

         Los eurodiputados del PP han cerrado filas con Holanda y compañía para intentar imponer una condicionalidad muy exigente a los 750.000 millones de euros del Fondo de Recuperación. Empieza así una fea batalla por los conceptos, que puede acabar convirtiendo ese dinero en un arma arrojadiza. No es la calamitosa austeridad de antaño, pero queda claro que el PPE, según el alemán Manfred Weber, “no está dispuesto a financiar las promesas de Podemos”. ¿Qué promesas, el ingreso mínimo aprobado por el propio PP y bendecido por el FMI?. Esa ofensiva pasa por garantizar que el dinero se gasta de manera adecuada. Ahí aparece el estigma: Aquello de que el Sur se gasta el dinero en alcohol y mujeres, como decía el anterior Jefe del €urogupo, Jeroem Dijsselloem.

         Para terminar desarrollaremos el tema de la “evasión fiscal” en la que están implicados, entre otros, los cuatro “frugales”, Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca. Una vez más recodar que la situación de a pandemia, no es un rescate individual como en la Gran Recesión. No ha lugar a requisitos de reformas estructurales, ni de recortes presupuestario menos aún de un desmoche  del Estado de Bienestar, que sarcásticamente mellaría… los sistemas sanitarios de los 27.     

         La crisis es simétrica, pues afecta a todos los socios, se verá si con intensidades asimétricas. Pero si nadie duda de ello, es obvio que los más indemnes de hoy pueden ser los más dañados mañana. Por supuesto en lo sanitario. Y en lo económico: si países compradores quebrasen arrastrarían a los vendedores, y así, todo en la cadena.

         Poe ello condicionar los apoyos es estúpido. Algún contribuyente neto como Holanda se empecina en exigir rigor fiscal – austeridad – a los demás, pretendiendo que a los sureños les traen al pairo deudas o déficit abultados. Además de una tontería es una falsedad. Todos los países de la €urozona cumplen el techo del déficit del 3% del PIB de Pacto de Estabilidad (salvo transitoriamente, Chipre), y el total exhibe una línea declinante en deuda.

         Al contrario, quien viola sañudamente la normativa europea de un máximo del 6% de superávit por cuenta corriente es Holanda (10,8%): sus exportaciones al Sur y su involucración  en la inmoral evasión fiscal de grandes multinacionales – entre otros factores – lo alimentan. Al coste de inhibir el crecimiento de los vecinos, pues atesora mucho más de lo que invierte. Quien denuncia pajas en el ojo ajeno, que oculte las vigas del propio

Los autores señalan que la insistencia de los Países Bajos en exhibir  su modelo de gestión del déficit a propósito de la crisis del coronavirus ha reavivado el debate sobre los paraísos fiscales en la UE. Datos de un estudio del economista Gabriel Zucman, precisan que en 2.017 se esfumaron 18.000 millones de dólares de las arcas públicas británicas; 20.000 millones de las alemanas; 13.000 millones de las francesas y 6.000 de las italianas, cuya tributación eludieron empresas multinacionales mediante la transferencia de sus beneficios a paraísos fiscales.

A cualquiera le viene a la cabeza la imagen de palmeras y playas de arena blanca, pero los datos descubren una prosaica falta de afecto vecinal: Bélgica, Irlanda, Luxemburgo, Malta y Países Bajos que son los responsables de la inmensa mayoría (del 80% al 90%) de la elusión fiscal en la UE.

Y si Holanda se escuda en el €uroescepticismo  de su Parlamento , mejor reflexione qué le reportaría la fractura y quiebra de la UE : A su tránsito portuario; a su industria tecnológica; a su banca electrónica; a su legión de servicios dedicados al lucrativo e insolidario negocio de intermediación de los paraísos fiscales. Lecciones éticas, las justas.¡¡¡ Ojo con los “frugales” !!!

Jffernandez_29@yahoo.es

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